Los cambios paulatinos y repentinos de las opiniones de algunos comunicadores y el enojo de otros ,no es casual con la llegada de López Obrador a la presidencia. El mandatario no ha tenido que mover ni un dedo censurador para que los comunicadores vendidos con el sistema neoliberalista y serviles a la cartera del anterior gobierno, caigan poco a poco, debido a su poca credibilidad de quien acusaron hasta el cansancio de ser un peligro para México para solapar un fraude electoral que ha traído un caos de la nación , que el pueblo traducido en televidentes y oyentes ya no aguantan y cuyo discurso desgastado y engañador no les sirve a los oyentes, cuando tienen que mirar su plato. Radio Centro con micrófonos peñistas, calderonistas y foxistas ha tenido que abrir espacios a Fernanda Tapia, a Aristegui y a la frescura de Guadalupe Juárez para salvar el barco en picada que dejó Loret de Mola y otros parlanchines, que ya no tienen ni veracidad ni rating. Mientras que Televisa ya sienta en sus mesas a mitad derechistas y mitad izquierdistas, a cuenta de insistir de que las mesas homogéneas son disfuncionales, por lo que ahora, será el momento, de echar mano de periodistas como Paola Rojas que ha sido una ave que ha cruzado el pantano, todavía sin manchar su plumaje.