Fue el trece de marzo del dos mil dieciocho, en que se abrió
una nueva etapa en el derecho mexicano al sentenciar con pena vitalicia al responsable de la muertes violentas, de la joven Karen Esquivel con apenas la mayoría de edad y de la señora Adriana Hernández, ocurridos en el Estado de México. La pena de cadena perpetua, tomó nuevamente observancia después de casi 200 años de estar en desuso y guardada en
los primeros códigos penales del siglo
XIX, y que se retoma con las reformas
a las legislaciones penales estatales para introducir esta pena de prisión a partir
de 2008. Ni la Constitución Mexicana, ni los tratados internacionales contradicen como viable la prisión vitalicia,por lo que la misma se implantó
nuevamente ante un negociar con las exigencias y peticiones de que se hiciera primeramente efectiva en
nuestra legislación, la pena de muerte, misma que resultaba muy violenta para la doble moral
de nuestra política y de nuestra vida jurídica y se permutó por la condena eterna. Aunque muchos estudiantes de Derecho al principio de sus carreras se oponen rotundamente a la Pena de muerte, posteriormente se convencen de la aplicación práctica de una sentencia mortal a aquellos que no tendrán readaptación social porque nunca estuvieron adaptados y que son un pesar para el Estado, ya sea libres o encarcelados mediante una sentencia de Prisión Vitalicia. Al dictarse
resolución de pena perpetua por primera
vez en la época moderna en nuestro derecho mexicano al asesino de
Karen Esquivel, se gana una batalla importante en la limpieza de aquella
“podredumbre social” pero aun no se gana la guerra contra la “pesadumbre social”
producto de la desigualdad, la distorsión de objetivos, la no detección temprana
de la desorientación humana, la corrección de la descomposición y la eliminación del campo fértil para la delincuencia y la criminalidad, en que se ha desfigurado nuestro Estado mexicano y las deficiencias de nuestro ejercicio legal que es un freno de mano, para la elaboración legislativa de penas eficaces, que comienzan desde la torpeza o corrupción en la persecución del delito. Sin
embargo mientras existe un sector de la
sociedad con comportamiento inferior a
la de los animales, existe otro sector
social que gana batallas como ésta, a beneficio
de unos para otros, como es el caso de quienes estuvieron al pendiente
de la impartición de Justicia en el caso Karen Esquivel que ha concluido con una bandera que se levanta victoriosa, perspicaz y osada
como el ejemplo que implantó, siempre Karen.