Los gloriosos años setentas en donde el Cruz Azul dominó la
década bajo el mando de Nacho Trelles y figuras como Miguel Marín, les han
servido al equipo para que existan voces que le llamen equipo grande,
cuando es un equipo chico, con rachas
ganadoras como también las ha tenido Toluca o Santos, pero cuya historia llena
de más fracasos que éxitos, marcan al Cruz azul como un equipo chico con una
sobresaliente intervención en una copa Libertadores de América y con una
empresa disfrazada de cooperativa que difunde las grandezas de un fantasma, que
varias generaciones no han visto ser campeón.
En este nuevo ciclo azulino, el equipo no puede ganar como local en sus
últimos juegos que se realizarán en su Estadio Azul que será demolido, ocupa
los últimos lugares y el pasado sábado
perdió ante su cozotanero Querétaro, al
fallar un penalti y marcar un autogol en los últimos minutos.