Ayer la gimnasta Ana Lago plasmó las huellas de sus manos en Galerías, La Plaza de las Estrellas, en donde la medallista de los Juegos Panamericanos y Centroamericanos, pasó en instantes, a diferentes estados de ánimo, como lo fue, al orgullo por sembrar sus huellas de manera inmortal; a la alegría al encontrarse con un lugar abarrotado y entregado con porras para ella; a el sentimentalismo con llanto ante la demostración de amor por parte de los niños que le expresaron actos sensibles; y hasta a la sorpresa ante la interpretación de una canción escrita para la deportista regiomontana. Sin tener en venta un libro, ni un disco, ni la promoción de una revista o una candidatura a un cargo de elección; Ana Lago no se retiró del lugar hasta entregar el último autógrafo, tomarse la última foto y dar el último abrazo, al público que hizo una enorme fila para saludarla y que fue desahogándose durante horas, con el fin de estar cerca de la deportista que se hizo famosa por su participación en el reality show "Exatlón" que fue transmitido por TV AZTECA. Por lo que con el permiso del Centro Comercial de los famosos, se logró realizar una convivencia pocas veces vista, entre la homenajeada y sus cientos de admiradores. Ana Lago con un extraordinario físico, una sonrisa dibujada y veintitrés años de edad; confesó a este espacio informativo, buscar no defraudar a su público, tratar de ser una nueva ídolo del deporte y la ansiada medalla olímpica que es la consolidación de cualquier deportista.