Después de los votos arrolladores conseguidos por MORENA, de que un congreso se ha vestido de guinda y de la desaparición
del PRD quien por convertirse en cañón de su creador y del candidato que más votos les brindó se volvió cenizas, se puede reflexionar ante la determinación de más de la mitad de los electores, que demostraron que no existe una bipolarización en el país sino
más bien una politización que ha traído un fuera máscaras, perdidas de identidades partidistas y dignidades planchadas en el camino. Al igual que en el 2018 estas elecciones presidenciales
están muy lejos del empate técnico que se arroja en una sociedad bipolarizada. Es evidente que
Claudia Sheinbaum Pardo, que se ha convertido en la primera mujer elegida para
la Presidencia de México, es la candidata más votada desde que el INE
tiene registros y la elección con más número de votantes, al superar los 98 millones, que son números por arriba de lo que pueden registrar los Estados Unidos. La magnitud del acontecimiento electoral hace más significativa, la ventaja obtenida por la candidata respaldada por el lópezobradorismo, al conseguir más de 31 millones de
votos, con plena distancia de su adversaria Xóchitl Gálvez, símbolo de la pantomima del retrogradismo, dividido entre políticos resistentes a su actividad de saqueo y electores ignorantes que pensaron que votando por el color rosa, ya no votaban por el prian y que su simple sufragio los levantaba en una alfombra del mismo color magneta aclarado, para transportarlos a una clase social que sólo les pertenece en sus sueños aspiracionistas, con la ignorancia plena de que no votar en favor de la justicia social es de pobres, en un resultado electoral en donde ciudadanos de mayores ingresos del país también votaron en un cincuenta por ciento a favor de MORENA, mientras que los de menor ingresos lo hicieron en un 65 por ciento, por lo que al final fue la clase media quien más morenista resultó al votar por la candidata Sheinbaum en un 62 por ciento, mientras que por lo que respecta a la candidata pripanista, solamente alcanzó el cuarenta y cuatro por ciento de votos, de los cuales la clase alta le favoreció lo doble que la clase baja en su penuria recolección de sufragios, de ahí el mito clasista descrito. Quienes apoyaron a Xóchitl y justificaron sus vulgaridades, a pesar del repudio que en realidad sentían por su defendida, es la conducta social que ha sido sembrada por una educación doblemoralista en donde las apariencias se diluyen al momento del inventario estricto. El presidencialismo dictatorial, el imperialismo extranjero y la distorsión empresarial deshumanizada, han dado como resultado una mayoría que se rebela a su verdugo secuestrador de ideologías y dadivoso de ignorancias, y una minoría que a base de perder su dignidad cívica, se les ha caído la venda de los ojos, por lo que de jalón y porrazo se han tenido que dar cuenta que no forman parte del inspiracionismo político, ni son mayoría, que lo advertido por un movimiento de administración pública del país llamado lópezobradorismo, resultó tan cierto como novedoso para la habitualidad perversa, que la riqueza de una sociedad no es gozar de un régimen político predilecto sino de su cultura política y su inquietud humanista, que el único líder de opinión es nuestra propia conciencia y que la fuerza de su canal 2 y la falsa intelectualidad orgánica vaciada en los libros aspiracionistas son una nodriza que sufre de hipogalactia. Las sociedades de avanzada saben distinguir con claridad que es un gobierno y que es un Estado, saben que el Presidente es un administrador y no un empleado que debe rendir cuentas de nuestras órdenes, y que los contrapuntos y los debates no cesan en la población porque son sanos, simplemente lo que ocurre es que aumentan de nivel intelectual, y la mayoría del pueblo de México parece comprenderlo ante la incredulidad de la minoría. Al concluir el conteo del 100% de los cómputos en los 300 Consejos
Distritales de la elección para la Presidencia de la República, así como el
recuento de 116,397 paquetes electorales, equivalentes al 68.1% del total de
las casillas, el Instituto Nacional Electoral (INE), confirmó que la abanderada
de Morena, PT y PVEM, Claudia Sheinbaum Pardo, obtuvo un total de 35 millones
923,669 votos, es decir, 59.75% de la votación, números supuestamente inimaginables para "los que saben", en tanto, su rival más cercana,
la candidata de la Coalición “Fuerza y Corazón por México”, conformada por el
PAN, PRI y PRD, Bertha Xóchitl Gálvez Ruiz, sumó un total de 16 millones
502,458 votos, equivalente al 27.45% de las votaciones para la presidencia, es decir un numeral menor al obtenido por el azotado Ricardo Anaya. Por su parte Jorge Álvarez Máynez, abanderado de Movimiento Ciudadano, terminó la
contienda con 6 millones 204,518 votos, 10.32% de la votación. Mientras que famosos y supuestos genios de la política como Alejandra Barrales, Sandra Cuevas como la súper publicista influencer, Mariana Rodríguez, el medallista de todo menos de preseas olímpicas Rommel Pacheco, Paola Longoria, Roberto Palazuelos, el Travieso Arce y otras estrellas del canal de las estrellas, de cualquiera que fuera el color que quisieron pintarse, resultaron botados por quienes votaron con seriedad, y los dejaron en un máximo del veinte por ciento, en una elección que no era tan difícil colocarse al lado de la historia en vez de la histeria. Más en www.somoselespectador.blogspot.com