Revisando rubro por rubro, en cuanto al sexo, edad y nivel social de los ciudadanos que participaron en las votaciones presidenciales del 2024, todos los números favorecen a Claudia Sheinbaum Pardo como ganadora para ser presidente, incluyendo los porcentajes entre votantes de clases bajas y altas contra lo que torpemente se piensa que quien vota por MORENA o simpatiza con el lópezobradorismo, son grupos de clase social baja. En el caso de Jorge Máynez, que lo conectaban con los jóvenes votantes, resulta que obtuvo un 21 porciento de votantes en un empate con Xóchitl que obtuvo el 22 por ciento, mientras quien Sheinbaum se ganó el mayor número de simpatías juveniles al obtener un 62 por ciento de los votos, entre los ciudadanos de votación primeriza. Lo mismo ocurre con las clases altas, que supuestamente están casados con el pripanismo, pero que fue un cincuenta por ciento de electores que tienen un ingreso mayor a cincuenta mil peos que prefirieron a Sheinbaum sobre Xóchitl que obtuvo un 44 por ciento y su más alto numeral estadístico que contrasta con el de menores ingresos en donde la pripanista solamente tuvo un once por ciento, es decir una baja significativa entre las clases bajas pero sin que signifique que las clases altas no la acepten. Esta revolución electorera al igual que la presidencialista, encabezada por el lópezobradorismo, necesitó un patrocinio económico, como cualquier movimiento político o armado, y los monederos que mantienen estas actividades sociales y políticas, no vienen de los bolsillos pobres sino de aquellos que sí tienen recursos para ello. Está claro que la mayorías con diferentes estatus sociales se han inclinado por llevar a la presidencia a Claudia Sheinbaum y no a Xóchitl Gálvez.