Indignación ha causado en Honduras, el arresto al cual se sujetó a César Silva por entrevistar al diplomático venezolano Marcos Porras que visitó el país centroamericano y que es golpista del gobierno de Nicolás Maduro, pero lo que no se señala con detalle en dicha indignación, es que Silva golpeó intencionalmente a Porras porque no se detuvo a contestar los interrogatorios de quien portaba el micrófono, rebasando todo límite del respeto y de la ética informativa, con todo y que el sujeto de la entrevista, resulta un corrupto desestabilizador. No debe justificarse la violencia por ningún motivo ni considerar a los periodistas o a los que dicen lo son, como intocables a los cuales no se les puede decir no o se les debe brindar preferencias bajo el principio deteriorado y abusivo de que el periodismo es el Cuarto Poder. Así como existen agresores microfoneros que atacan a los indeseables personajes del ataque patrio, también existen otros del bando neoliberal, y negociantes de la noticia, como el caso del provocador Jorge Ramos que sacó de quicio al Presidente Nicolás Maduro y al propio Donald Trump para después victimizarse, y que de igual manera lo intentó hacer con el Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador en donde la trampa no le resultó y terminó como perro con la cola entre las patas, frente al pizarrón en donde el mandatario mexicano lo desmentía con datos. Los hombres aparentemente elegantes del micrófono como Carlos Loret de Mola o Joaquín López Dóriga, no son más que negociantes y prestadores de servicios informativos inmorales para el mejor postor, en donde aprovechando amplios periodos de corrupción en un país, han hecho sus fortunas. En el caso de Loret de Mola gracias a que proviene de una familia sin escrúpulos donde a su abuelo le regalaron una gubernatuta y en donde su padre con tráficos de influencias comenzó su montaje de ser un buen periodista y cuyos trucos mañosos se los heredó a su hijo Carlos. Lo importante es impedir a toda costa en estos tiempos de desesperación para los corruptos ante la recuperación de la administración pública en México y otros países, es que se caíga en la provocación o en el enojo ante la hipocresía, sin que esto impida la opinión directa pero sin romperse la barrera de la diferencia que diferencia las conductas humanas, ya que de pasar ala palabra real a la violencia física, los perversos que no saben de la tolerancia ni de escuchar las realidades, habrán logrado su objetivo y derrotado la serenidad a cambio d ela violencia. El anciano aparentemente sereno y con gran experiencia periodística que se supone es Joaquín López Dóriga, quien incluso se autonombró "El Teacher", hace unos días desesperado de que ya no puede tener ganancias extras, producto del chayotaje gubernamental, retó al Presidente López Obrador para que lo demande y lo exponga judicialmente. y es que en los anteriores sexenios López-Dóriga era intocable, capaz de regañar a los funcionarios públicos incapaces de defenderse por también tener "cola que les pisaran", por lo que después de la exhibición pública, le termionaban agradeciendo la entrevista a López Dóriga, a quien en estos tiempos, a diferencia de aquellos sexenios llenos de corrupción presidencial , ahora es desmentido en plena conferencia de prensa, por el Presidente López Obraor, a las cuales López Dóriga tiene temor de asistir y cuyo nerviosismo de estos nuevos tiempos lo han hecho perder la memoria y la brújula de la conducción ante repetidas equivocaciones que dejan en evidencia su deficiente reacción cerebral, lo que se nota en las emisiones que le quedan, al ser separado de Televisa y del noticiero estelar nocturno, por ser una basura humana para el periodismo actual.Más en www.somoselespectador.blogspot.com