ALGUIEN TIENE QUE DECIRLO.-Dos años que duró la pandemia del Covid19 fue el mismo tiempo que la impartición de justicia y el cumplimiento del derecho a nivel ministerial y judicial, también estuvieron detenidos, con el disimulo de que existía avance mediante citas virtuales, mínimas presenciales que se topaban con tumultos que no podían accesar ante las medidas sanitarias y la falsedad de la demanda virtual cuyas citas programadas con meses de distancia, cuando se concretaban, solamente iniciaban el proceso pero lo mantenían sin avances y sin cumplimiento del derecho ni siquiera para los casos urgentes. Los tribunales quedaron evidenciados en su nula reacción de apoyos tecnológicos, mismos que deben implementarse cuanto antes, pero que volverán a ser inútiles, si al paralelo del avance tecnológico no se acompaña el avance intelectual y de servicio del recurso humano, ante juzgados rodeados de personal ineficaz, poco comprometido con su actividad de trabajo, proveniente de una costumbre oficinista corrupta y poco preparada con cargos y puestos a base del dedazo, al igual de la falta de actualización en las leyes de acuerdo a las necesidades que demanda la vida moderna y las circunstancias actuales y de acuerdo a nuestra idiosincrasia y no a la conveniencia de los socios comerciales internacionales, ya que si no se supera el lado profesional y la sensibilidad humana, la tecnología empleada en los órganos de justicia solamente podrán al largo del tempo brindar rapidez y desahogo en las cargas de trabajo pero no calidad del desempeño al cumplimiento de la ley, análisis y certidumbre y alejara las posibilidades de justicia entre aquellos que tienen accesibilidad a los elementos tecnológicos y aquellos que no, rompiendo principios democráticos y de justicia social. Así tenemos diálogos parlamentarios muy perfumados sobre la digitalización del poder judicial, pero debe comenzarse por aceptar el fracaso de los tribunales durante esta emergencia sanitaria que agravó las deficiencias de origen y que en este par de año dejaron en en eminente estado de indefensión al pueblo de México bajo el engaño de la demanda en línea. Debe insistirse hasta hacer conciencia de que el avance tecnológico es tan urgente como el avance humano que necesita una renovación en su personal y en su política respecto a la responsabilidad en el trato público, principalmente para quienes no son abogados y buscan encontrarse con sus derechos, y que no son atendidos correctamente por servidores,funcionarios y empleados que no cuentan con el tacto y la capacidad profesional que el desempeño para el cumplimiento del derecho, requieren. Más en www.somoselespectador.blogspot.com