La televisión no solamente ha sido la barrera de contención para la fragilidad cultural, social y ciudadana a base de distorsionar la escala de valores y objetivos humanos, sino también ha servido como estrategia principal para el control mental de los trabajadores ya que su mercancía debe estar al servicio del absolutismo empresarial y esa mercancía se llama mano de obra. La fuerza sindical era otorgada por el Presidente de la República, como fiel comisionado servil de la esfera empresarial cuyo elemento principal de maniobra es el control mediático. Los medios se encargaban de mentalizar a los trabajadores,- incluyendo a los propios trabajadores de la información- de que las raterías sindicales y políticas resultaban una situación normal, tal y como se ilustraba en la pantalla del televisor por los sketchs que finalmente eran narraciones curiosas que normalizaban vicios y malos hábitos o por medio la crítica repetitiva del acto. El sexenio lópezobradorista hace el contraste entre el veto al periodista Guillermo Ochoa por retransmitir una entrevista con el líder petrolero "la Quina" quien confrontaba al presidente en turno, de lo cual se cumplió en este mes 33 años de lo sucedido, y las transmisiones de las conferencias presidenciales en donde en vivo, se ha puesto a desfilar a los candidatos a la secretaría general del Sindicato de PEMEX, para exponer sus propuestas y sanear las votaciones viciadas y anti democráticas, mismas que están bajo la moderación de la secretaria Luisa María Alcalde, en lo que resulta una situación que podría causar su segunda muerte, de resucitar el fallecido secretario del trabajo y Previsión social, Arsenio Farel, quien ocupó dicho puesto, en la época de Carlos Salinas de Gortari.