Por más que presuman de ser periodistas, de haber estudiado la carrera de Ciencias de la Comunicación calificada de licenciatura cuando es un oficio, de tener experiencia en los medios tradicionales monopólicos y por lo tanto incompetitivos y a veces hasta incompetentes, la mayoría de los opinadores de espectáculos resultan inacertados murmuradores de escándalos, además de cobardes, porque así como informaron sobre las quejas oscuras de Eugenio Derbez al actual gobierno y hablaron como si fueran peritos en derecho, del caso injusto y violatorio de Yosstop, así como de lo que rodea a Inés Gómez Mont, Laura Bozzo, Ninel Conde, Ingrid Coronado o Galilea Montijo, en cambio callaron del apunte noticioso que invadió su ámbito rosado y de la nota de corazón, y que se desprende de la declaración del Presidente López Obrador, quien para ejemplificar la prepotencia de los funcionarios públicos en otros sexenios, hizo mención de aquel pasaje en donde la cantautora, actriz y modelo Carla Bruni llegó a México acompañando como Primera Dama francesa, a su esposo Nicolás Sarkozy, y fue que el entonces Secretario de Seguridad Pública, Genaro García
Luna, hombre peligroso al servicio ilícito
de Felipe Calderón, vio de “manera irrespetuosa” a la acompañante del
expresidente. El mandatario mexicano narró en conferencia de prensa como Sarkozy
vino con su esposa, y estaban en el presídium Calderón y García Luna, cuando la señora
camina y queda evidenciado en una foto, como si fuera una gracia, en donde él, García Luna, la
está viendo de manera irrespetuosa, y sale ahí la foto, con una prepotencia siendo que era servidor público y estando de por medio una visita presidencial. "Estamos
hablando de la época del poder, cuando se sentían absolutos, la prepotencia”, calificó
el Presidente de México, en sus declaraciones que resultaron inadvertidas para los
ineptos “microfoneros” de espectáculos e incluso para los voceros de los espacios noticiosos al servicio del
imperio empresarial, no así para muchos espacios informativos no convencionales, que por ser autónomos están arrollando a quienes podían relajarse en su refugio televisivo, y que al ya no ser así, los tiene muy irritados.