“De una manera profesional, el subsecretario de Salud, Hugo
López Gatell fue a verificar
personalmente como se encontraba la situación, respecto a los contagios por
COVID 19 en las playas de Zipolitle de Oaxaca, y si la tendencia de la baja de la epidemia, se encontraba de la misma forma que nos ha informado ocurre en Cancún, en donde el número más alto de casos está previsto para
fines de abril, por lo que se estima que
el destino podría salir pronto de la epidemia”. Sin embargo se filtraron unas
fotos que fueron captadas de manera dolosa, en donde Hugo aparece de
romance en el lugar playero, y aunque el subsecretario López Gatell
tiene todo el derecho de hacer con su vida personal lo que le venga en gana;
también es cierto que tiene una imagen pública que cuidar como representante de
una institución del gobierno mexicano y una obligación solidaria de no
exhibirse como sí estuviéramos en buenos tiempos sanitarios; por lo que fue de pésimo tacto, noviar en playas oaxaqueñas como si fuera de suma
urgencia el faje vacacional pudiendo agotar otras opciones. Por otra parte, de
igual mal gusto, resultan las manifestaciones de la legisladora Lilly Téllez, quien
advirtió que estas conductas serían
castigadas por los ciudadanos en las urnas en las próximas elecciones, es
decir, quiere aconsejar a los votantes como sí fueran debilitados mentales, y
como si la mala actitud de Gatell de cachondear
con su amante, fuera la causa de
los 120,000 muertos y más de un millón de casos de contagios del coronavirus o
que la calentura galanesca del funcionario público, fuera el exterminio de un proyecto político
revolucionario o una situación más grave, que la propia incitación retrograda que hace
Téllez. Lo que no se puede negar es el poco sentido común de un tecnócrata como
Gatell, que al menos por imagen de un
nuevo presidencialismo en México, se le
debería de hacer lo mismo que le hicieron al piojo Herrera, los directivos del
América. Más en www.somoselespectador.blogspot.com