La CDMX está viviendo los peores momentos de su historia en cuanto a la pérdida de vidas humanas, quizá mayores a las que atravesó en la época de la lucha llamada revolucionaria o de independencia, que las batallas prehispánicas en determinados períodos o que las tragedias naturales que principalmente en dos ocasiones la han derrumbado. La pandemia del coronavirus cuyos cientos de vidas era difícil evitar, se agrava ante un sistema hospitalario decadente y una educación ciudadana deficiente; sin embargo en este trimestre además de estos factores, y del incremento de contagios adjudicados a la celebraciones de fin de año, al Día de Reyes y a las ofertas que imprudentemente realizaron algunos almacenes pese a la situación sanitaria que vive la capital del país; ahora también debemos aumentarle, el incendio en las instalaciones del transporte colectivo Metro, que ha dejado a los habitantes de la CDMX y a quienes se trasladan de otros Estados del país, sin el transporte vital, lo que ha roto por completo entre los pasajeros la sana distancia, que ya de por sí era casi inevitable mantener en un vagón sobreabordado, ahora lo es peor, ante la tardanza en las líneas del metro que han podido seguir operando y el sobrecupo en los transportes alternos que sustituyen el funcionamiento del metro en las líneas cuyo servicio no se ha podido reanudar. Por lo que cientos de trabajadores de la CDMX, que salen de sus casas sin el fin de realizar una actividad recreativa, innecesaria o de imprudencia; cuyo único destino era cumplir con su actividad laboral, ahora podrían ser contagiados y enfrentarse a un momento de saturación hospitalaria que viene a complicarse a su máximo punto, lo que no había ocurrido en los meses de marzo, abril y mayo en donde ya era indispensable controlar las salidas domiciliarias. El panorama nada optimista y por el contrario aterrador que guarda nuestra ciudad capital, parece que de no existir la cooperación ciudadana y la creatividad en acciones de gobierno,podrían llevarnos a ser de las ciudades en el mundo más conflictuadas de esta pandemia y rebasar números dramáticos que se presentan en ciudades de países como Brasil y los Estados Unidos de Norteamérica. Debemos estar atentos a las reacciones que se puedan vivir en los próximos días ante hechos inéditos, por lo menos para las últimas generacionesque han habitado o transitan por la Ciudad de México.Más en www.somoselespectador.blogspot.com
