Desilusión incauta, causaron los disturbios en Estados Unidos como expresión violenta incontenida, en contra de la operación procesal de sus pasadas elecciones presidenciales, lo que trajo como consecuencia una persona fallecida y varias lesionadas, sin que se pueda garantizar se terminen brotes de violencia que han desembocado en un toque de queda en Washington. El altar de la democracia para quienes les llaman solamente norteamericanos a quienes son estadounidenses, se derrumbó como hielo ante el sol. Los desilusionados forman una parte de la sociedad mundial que ha tomado, bebido y hasta se ha introducido, propaganda política gringa , casi desde el mismo surgimiento de Estados Unidos y con mayor agresividad durante la guerra fría, pero cuya propaganda, se ha añejado y podrido junto con los libros del protosocialismo. Solamente existe en la mente, de los que crecieron leyendo a Superman como única alternativa de lectura formativa, un solo régimen para sostener su existencia de imitación clasista e imperialista, por lo que son capaces hasta de denigrar su propia cultura y su propio lenguaje para lograr una imitación de vida al estilo estadounidense. El imperio que es Estados Unidos, ha influenciado a todo el mundo con su filosofía de consumo e individualismo, con todo y la clara resistencia permanente en América latina, pero no ha podido ocultar que no existe el Estado perfecto como tanto se autodescribe y que su democracia hamburguesera y su justicia supuestamente incorruptible, siempre ha sido una fachada para que los imitadores condicionados estén deslumbrados ante tanta maravilla y para que no tengan margen de razonamiento más que la repetición, como si la imitación y argumentos impuestos de manera subconsciente fuera una plataforma política y de expresión, cuando solamente se trata de una guía que es ordenada por las marcas, los medios masivos de vocería empresarial y en donde su fuente de mayor expresión, son los memes de rebaño, que no son capaces de ser elaborados por los mismos que los difunden. El comportamiento repetitivo adquirido ha sido el plan perfecto para satanizar el pensamiento progresista con nuevos esquemas mixtos que exhiben que la operatividad de un gobierno no es únicamente la filosofía neocapitalista o la reforma socialista. Sin embargo aquellos que sí tienen el conocimiento adquirido o la experiencia vivencial de los fenómenos sociales, son los que a veces, desordenadamente protestan ante un agravio que es real y que también está inducido tradicionalmente, y es cuando surgen los brotes de violencia como filtros de desahogo, y hasta sanos para un gobierno dominador, pero cuando no llegan a ser controlados, es que se corre el riesgo de que puedan convertirse en estallidos sociales, aunque sean inútiles si no están encausados con una base educacionalmente política. La acción ideológica que acompaña a la armada y que es diferente a un estallido social, se traduce en una revolución, que pocas veces es tan progresista como la francesa en 1789, pero eficaz en contra del abuso extremo del poder, en donde el libro llega a juntarse con el hambre, sin embargo un movimiento trascendente puede surgir dentro del nacimiento intrascendente, ya sea a corto o largo plazo; por eso resulta funcional, primero provocar el fuego y luego apagarlo, para que sea una "llama controlada", que pueda eliminar un estallido social y pueda abortar el inicio de una convicción revolucionaria, y en cambio, poder culpar a otros de los desmanes. La pandemia que ahora vive el mundo, ha sido contenida en cuanto a sus consecuencias de lucha social, en mucho por estas medidas de desahogo en donde se provoca que el ciudadano proteste sin bases estratégicas de cambio, y sí, por una causa acondicionante que evita se ataque al fondo del problema. Al no existir una solución que debe ser aplicada y únicamente el impulso violento, es que resulta inofensivo provocar movimientos en favor de los derechos de los negros, de la violencia contra la mujer o en la defensa del voto, tal y como ha ocurrido en diferentes partes del mundo con la influencia gringa, y cuyo ejemplo más reciente ha sido el movimiento feminista "un Día sin Mujeres"y las supuestas protestas teatrales de la NFL y la NBA en los Estados Unidos. En el caso de México, la violencia se desató de manera incontrolada en el fraude de 1988, en donde en el sexenio de Carlos Salinas de Gortari comenzó una guerra partidista que trajo la muerte de muchos opositores al mandatario. Para el segundo magno fraude electoral del 2006, fue contenida la furia ciudadana y partidista, que hoy se puede observar en las elecciones en los Estados Unidos, precisamente por aquel plantón de Reforma , que fue tan criticado por todo el país, cuando curiosamente, su verdadero epicentro y movimiento, fue nada más en la Ciudad de México, pero que resultó una contención suficiente para evitar que se soltara al tigre y no se rompiera ni un solo vidrio como es el caso de los ventanales rotos en el país cuya bandera se compone de las rayas y las estrellas.Más en www.somoselespectador.blogspot.com