El presidente Peña es
el mejor ejemplo de que en México se pasó del presidencialismo absoluto, al
presidencialismo empresarial compartido y terminó siendo un presidencialismo
servil al empresariado. Después del uso y abuso de la figura peñista -quien fue
fomentada como un artículo para la televisión- para alcanzar las metas neoliberalistas en
perjuicio de la nación, ahora resulta
ser un bulto arruinado cual árbol de navidad que estorba después de las fiestas
de Diciembre. Sin embargo el estado de
negación del actual presidente, es de
sorprendernos, cuando señala avances
significativos dentro de su gobierno como la inversión extranjera directa, que dice alcanzó una
cifra histórica rebasando los nueve mil 500 millones de dólares, que permite un
acumulado de 182 millones de dólares en su sexenio, cifra superior en 50% a la
generada en la anterior administración federal o señalar a su gestión como el "sexenio
del empleo" al destacar que en lo que va de su administración se han
generado más trabajos que en los periodos completos de cualquier otra gestión.
Así Peña se basa en los números engañosos y no en las realidades del ciudadano,
cuando la macro economía va de maravilla pero no la que atiende al bolsillo de
los mexicanos quienes encuentran empleos mal pagados y eventuales por lo
que un trabajador dura unos meses en un
puesto, se le termina, y tiene que adoptar otro, lo que para la estadística cuenta como dos
nuevos empleos. Mientras tanto la política interior y exterior es un
desastre, así como los índices de
violencia y desprestigio internacional, aumento de la deuda y nulo crecimiento
económico, ni reformas efectivas en la educación y no en contra de los derechos
laborales. Así como Peña maquilla los
números en favor de su gobierno, de igual
manera es capaz de pedirle a la selección mexicana de futbol, obtenga la copa del mundo de Rusia, al señalar que nuestra Selección
Nacional ha pasado por un momento de enorme evolución y transformación muy
positivas como su administración que ha
emprendido cambios profundos, cambios estructurales que deparen a la Nación
desarrollo, proyección, crecimiento y mayor modernidad. Peña quien en estos seis
años se ha convertido en un manipulador de números, presumió que en los últimos 21 partidos de la Selección, en
fase de grupos, sólo se han tenido tres derrotas: contra Noruega, contra
Portugal y contra Uruguay y que en todo lo demás, México ha ganado y ha empatado,
pero no señaló que los partidos definitivos a nivel internacional no
solamente se ha visto imposibilitado a
ganarlos, sino que ha sido goleado, salvo los que pertenecen a su zona
calificatoria que es una de la más débil de todas las áreas de la FIFA. Y es que un mentiroso, siempre será un
mentiroso por eso les exhortó: " Estoy seguro que aquí los habré de ver de
regreso con la Copa Mundial que ustedes habrán de ganar”. Mientras tanto existen promociones empresariales que
prometen premiar a sus consumidores con
un viaje a Rusia, con todo pagado, en
caso de que la selección mexicana logre llegar a la fase semifinal, ante las escasas posibilidades de que esto ocurra. Mucho menos existen posibilidades de disputar una final de Copa del Mundo como asegura Peña. Es cierto de toda verdad, y estamos convencidos que se puede ser
triunfador y que nuestro mejor deseo es
que nuestro país tenga éxito en todos
los rubros, pero igualmente es cierto, que para obtener resultados exitosos
deben existir planeaciones inteligentes y con un auténtico y genuino objetivo de alcanzar la meta propuesta.