Primero al comunicarse a las televisoras rindiendo datos como si fuera un reportero de Televisa y después de cara a la nación, tres horas después del sismo más grande de la historia de México, el Presidente Peña Nieto aseguró daños menores y víctimas fatales indirectas del movimiento, como lo fue un hospitalizado que al interrumpirse la corriente eléctrica, dejó de funcionar su respirador artificial lo que le provocó la muerte. Pero tres horas no le fueron suficientes para que el Presidente de México pudiera informarse o ser informado de que existían derrumbes bastante considerables en Chiapas y Oaxaca con personas atrapas en los escombros que hasta el momento han sumado más de cien muertos. Peña desinformó a la nación diciendo que todo estaba en calma para después revocar su anotación y declarar tres días de luto nacional en el país. Aunque tomó una medida importante al cancelar las clases escolares en casi todo el país hasta no evaluar las condiciones de las construcciones del país, su intervención fue desafortunada al rendir un informe inadecuado de lo ocurrido, y que por ser oficial fue retomado por los medios informativos. Aunque era posible el error por la inmediatez, aún así, no se justifican omisones tan graves, como ignorar que en el momento de su dictamen, estaban tratando de sacar a personas entre los escombros sin la intervención de las famosas fuerzas armadas. Es notorio que el presidente gobierna al país de manera desinformada, imprudente y únicamente para su deslumbrón. O acaso será que al mandatario se le olvidó que Chiapas y Oaxaca también son México; al igual que a los gobernadores de los respectivos Estados que no fueron capaces de corregir al Presidente por sus propias negligencias.