Por: José A. Martínez
La historia de Frida Sofía, la niña atrapada en los escombros del Colegio Enrique Rébsamen de la Delegación Tlalpan y cuyas últimas palabras han sido para un socorrista de la Marina al cual le señaló:"Estoy debajo de una mesa y cerca de mí siento dos cuerpos, pero no sé si están vivos" es una historia que ejemplifica lo que será el relato histórico de un nuevo terremoto. Frida Sofía fue el nombre con que logró ser identificada en su primer contacto, la niña de 12 años quien pidió agua tras la advertencia de escuchar una voz que le preguntaba: "¿Alguién está ahí? sí me escuchas pega tres veces, y en donde la menor dio señales de vida y auxilio. Existen afirmaciones no confirmadas, que minutos antes, Frida Sofía con su vestido escolar se comunicaba vía redes sociales mediante su teléfono, pidiendo ayuda. La televisión mexicana y los medios electrónicos centran su atención en el rescate con transmisiones en vivo y en donde se están por cumplir más de 48 horas sin poder lograr su salvamento. Lo vivido por esta niña es el resumen de una nueva experiencia que marcará a las nuevas generaciones que solamente escuchaban los relatos de los sobrevivientes del 19 de septiembrte de 1985. -Ahora hemos aprendido en esta nueva tragedia, que el brazo en alto con el puño cerrado significa silencio para procurar el diálogo entre atrapado y rescatista-. La fecha es la misma que hace 32 años, el calendario nos confronta que es día 19 del noveno mes del año, pero se agendan tragedias diferentes, momentos de angustia diferentes que narran un temblor individual por cada vivencia y comparaciones inevitables de quienes vivieron el 85 y ahora también sobreviven al 017. En el primer terremoto en México, hace 32 años se apoderaba el caos producido por falta de luz y agua, falta de comunicación telefónica fija y aislamiento informativo; en el terremoto de este siglo, la tecnología se apiada pero también se comporta con crueldad, al comunicarnos con los seres atrapados en los escombros para después forrarlos de silencio o iluminar la desesperante palomita doble del Whats App pero sin respuesta alguna. La notoriedad de lo ocurrido, ahora es más evidente pero no impide la mentira, la falsa alarma o el mito. La nueva historia generacional del 19 de septiembre se ha escrito sobre líneas de un 19 de septiembre pasado, ahora cada quien guardará en su memoria colectiva su propia fecha coincidente como una reafirmación del trauma social, con dos líneas que se unen en un mismo punto como resultado del recuerdo de los muertos que producen una secreción de la glándula lacrimal en los ojos, que es casi idéntica una de la otra. Más en www.somposelespectador.blogspot.com