miércoles, 4 de abril de 2018

AL NORTE DEL CORAZON






















A PALO DADO Por: José A. Martínez
El "trastornado aniquilador", Donald Trump calificó como idóneas las leyes migratorias mexicanas, mismas que dijo no son flexibles como las de Estados Unidos que han provocado la introducción de ilegales debido al descuido  del anterior Presidente Barack Obama, quien por cierto, batió récord de inmigrantes expulsados de los Estados Unidos.  Trump se ha opuesto a las caravanas que una vez al año son permitidas por el gobierno mexicano (como una doble moral después de denigrar   a quienes se introducen a México de manera ilegal en su frontera sur), para que emigrantes de diferentes países pasen por su territorio con destino principalmente a los Estados Unidos, por lo que Trump ha sido calificado como un genocida por su atrevimiento de no aceptar pisen tierras estadounidenses, aquellos que sean ilegales y que al no tener registro alguno puedan cometer actos delictuosos. La demanda del Presidente de los Estados Unidos, incluso la terminación de la construcción de un muro fronterizo que fue iniciado por sus antecesores, parte de un legitimo derecho de tránsito internacional. Sin embargo la comodidad  del gobierno mexicano por la captación de divisas por quienes en condiciones infrahumanas envían recursos económicos a sus familiares que se encuentran en territorio mexicano, las ventajas de tener poblaciones con pocos habitantes -que les permiten desviar recursos de la federación-, la no exigencia de creación de empleos e inversión en el campo y la manera fácil para el lavado de dinero; hacen que la postura internacional de los gobernantes mexicanos sea de víctimas  y no ocuparse en el problema de la población emigrante y sí de la inmigrante, es decir, que están más ocupados por aquellos mexicanos que viven en el país vecino que por aquellos que intentan salir de sus fronteras. Por eso han adoptado la construcción del Muro como una canallada para los mexicanos, cuando el muro no solamente quiere evitar la introducción de mexicanos ilegales sino de cualquier nacionalidad. Donald Trump incluso  ha contemplado realizar un muro de material transparente para que nadie se sienta humillado y ha sentenciado que dicha muralla, también servirá para que se evite la introducción de armas de los Estados Unidos a tierra mexicana, confesión que nunca antes había hecho un mandatario estadounidense, y que tantos debates se  habían provocado entre México y Estados Unidos para que se diera dicho pronunciamiento, que ha pasado desapercibido por la guerra mediática en contra de Trump. La construcción del Muro fronterizo al norte de nuestro país, fue criticado tibiamente cuando fue iniciado en su construcción por Bill Clinton, esposo de Hillary Clinton  a quien supuestamente, el mundo latino la quería como Presidente Estadounidense, cuando ella,  no movió ni un dedo  en favor de los inmigrantes cuando formaba parte del Senado. Sin embargo la línea de consigna mediática atiende a una mala traducción de las declaraciones realizadas por Donald Trump en las que supuestamente, el Presidente Gringo dice:  “Amo a los mexicanos, pero México no es nuestro amigo” y sin embargo, cuando uno lo escucha en sus discursos en directo, incluyendo su toma de protesta a la presidencia, señala a México como un  socio comercial, con la única declaración desentonada, en el sentido de que Estados Unidos  pagará la construcción del Muro fronterizo, con los recursos que obtenga Estados Unidos  de México. ¿Porqué entonces  decir que el malo es más malo? ¿Porqué entonces tanta valentía de la prensa estadounidense y la prensa internacional, así como de mandatarios y personas públicas de atacar al Presidente de los Estados Unidos, cuando nunca antes la habían hecho de una manera tan sanguinaria?. Donald Trump es un Jefe de Estado imperialista como sus antecesores, y utiliza la amenaza invasora o la ejecución nuclear para concretar cualquier convenio al igual que lo hicieron los otros mandatarios estadounidenses. Pero ahora la crítica es mayor y con una gran diferencia, y es que, las maldiciones se dirigen a Donald Trump  y no a los Estados Unidos como en las experiencias anteriores. El sometimiento al medio oriente y a países sudamericanos y a Cuba son pecados imputados directamente a los Estados Unidos sin importar sus mandatarios, sin embargo la nueva ruptura cubanaestadounidense y los conflictos con Alemania  y Corea del Norte se le adjudican directamente a Trump. Por lo que si en este momento existiera una Guerra Nuclear -como dijo el Papa Francisco, que ya se aproxima-, el culpable sería Trump como lo fue Hitler del holocausto y no Alemania. Como lo es hoy Trump del maltrato a inmigrantes mexicanos en los Estados Unidos, y no el gobierno mexicano, que a falta de una política de Estado, hace que sus compatriotas salgan huyendo de su propio país y prefieran morir, antes que seguir viviendo en las condiciones que les proporciona el modelo económico mexicano.