viernes, 3 de diciembre de 2021

EL CASO YOSSTOP UN PRECEDENTE DE LA VIOLACION A LA LIBERTAD DE EXPRESION Y DE INEPTITUD PERIODISTICA

 



























¿Alguno de los opinadores que se  autonombran periodistas, podrían en un ejercicio de investigación profesional, ilustar en que momento, la influencer YosStop describió un acto pornográfico o difundió imágenes de una acto de ataque sexual, del cual tanto hablaron y criticaron  en sus programas de chismes?. Ninguno de estos micrófoneros podrán hacerlo porque tal conducta delictiva nunca existió, ya que lo único que existió es la opinión sobre un hecho sin llegar al detalle de difusión sexual, aunque sí con un lenguaje rechazable y con adjetivos discriminatorios ni menos ni más a los que frecuentemente  realizan los anunciadores  de notas del corazón  en los medios de comunicación y que resultan más violatorios a la ley que  el hecho que hoy nos ocupa, en que una influencer juzgó públicamente y desde su punto de vista un hecho privado tal y como en muchas ocasiones lo hace Gustavo Adolfo Infante, Maria Luisa Valdés Doria, Daniel Bisogno, Maxine Woodside y otros homínidos,  que acaparan el horario de las tres de la tarde en la televisión. Sin embargo,  la libertad de expresión no solamente fue dañada al sujetar a proceso a YosStop por un delito que no cometió, situación que  después  de cinco meses de que  la acusada estuvo en  prisión,  las autoridades  tuvieron bien en reclasificarlo, y que de haber sido considerado como  pornografía infantil cambió al de  discriminación, sino que también se dañaron las libertades de opinión,  en la negociación para la suspensión del proceso y la libertad de YosStop, , al resolver que la acusada tendrá que publicar un vídeo cada mes  de  sus cursos de capacitación sobre el estudio de las  condiciones de las victimas, según se ha filtrado en los medios y han señalado parcialmente los involucrados  ante un asunto de secrecía por la naturaleza del caso, pero que ha servido para que la victima juzgue públicamente y casi con tonalidades de venganza a su supuesta victimaria, que al final de cuentas  no recibirá ninguna sentencia en que se le haya comprobado un delito grave que justificara su prisión preventiva a la que fue sujeta por casi medio año. Resulta claro, que el juzgador aprueba y acepta la suspensión condicional del proceso con puntos de acuerdo, que aún con la voluntad de las partes, van en contra del interés público por salirse del objetivo que guarda una sanción y  que por lo tanto la negociación  debe sufrir nulidad relativa según la doctrina clásica o debe ser inexistente según algunas doctrinas actuales, ya que de no ser así, se hace rehén al derecho penal  para convertirlo  un medio lucrativo y no en  una reparación del daño, en donde también se debe velar por la dignidad de las personas, y no hacer que el humillado se vuelva humillador  y se fortalezca  un sistema de venganza primitiva. Por otro lado, tal transacción penal no se pudo haber llevado a cabo sin los requisitos que marcan los artículos 186 y 187 del código nacional de procedimientos penales, y para ello el Juez de control, primero aceptó que YosStop no había cometido ningún delito grave  que desprende una persecución oficiosa, es decir que el juzgador tuvo sujeta a la influencer por una acción delictuosa que finalmente reconoció no había cometido y cambió el delito de pornografía infantil por discriminación, -con todo y que los medios de comunicación  y principalmente los que se dicen respetables por ser tradicionales,  han desorientado a los receptores  con sus erróneos análisis. El caso Yos Stop deja claro tres cosas, la deficiencia de los órganos de justicia que sin empacho en cualquier momento pueden fragilizar la libertad de expresión, la impreparación e inconsciencia de los estudiosos de la carrera "patito"   en ciencias de la comunicación  y la importancia de rediseñar nuestras leyes penales en  su deficiente proceso penal acusatorio y oral y en la creación de nuevas figuras jurídicas sobre el ejercicio periodístico y sobretodo cibernético, con el riesgo de que se puedan crear leyes contra la libertad de expresión con el pretexto de llenar estas lagunas, pero que vale la pena correr el riesgo, ante este desorden comunicativo y legal.