Aunque siempre no dejará
el mando del gobierno capitalino porque
ni siquiera le alcanzó para su ambición de ser
candidato a la presidencia del País; Miguel Angel Mancera Espinosa falló
en su idea de que los electores son torpes,
olvidadizos y manipulables y que el frente por
México lo contemplaría como candidato, sin voltear a las encuestas
desfavorables para su causa con todo y que Mancera, inició una campaña propagandística, aprovechando su cargo público, en donde
supuestamente abanderó la iniciativa de aumentar el salario mínimo cuando
era un tema federal que no le correspondía como mandatario local y que retomó
como una guerra ganada, en razón de que la exigencia del aumento al salario
mínimo mexicano, provenía de los Estados Unidos como condición de renovar el
Tratado de libre comercio para eliminar la mano de obra barata de nuestro país
que atraía a los inversionistas internacionales con desventaja para Canadá y
Estados Unidos. Mancera que es un corrupto probado, ya no podrá realizar promesas
de campaña como cuando lo hizo para obtener la Jefatura de la CDMX, en donde
prometió no subir el metro y construir, por lo menos cinco líneas más de dicho
transporte y a meses de ocupar su cargo de Jefe de gobierno, lo que hizo fue
saquear al metro con programas costosos con el pretexto de que servirían
para evitar vendedores públicos en los vagones y pasillos y realmente lo
que hizo, fue subir el costo del boleto del metro, a cifras récord. Ni
la historia de las regencias priístas, ni antecesores a la jefatura de la
capital, registran a un gobernante tan corrupto, mismo que llegó como parásito
al unirse a la fórmula obradorista para después descalificarlo y exterminar los
procesos sociales que se venían presentando en la ciudad
desde el mandato de López Obrador y Marcelo Ebrard con diferentes programas de
gobierno. Como jefe de Gobierno, las primeras acciones de Mancera, fueron
perseguir perros de Iztapalapa en vez de atender el problema del agua potable y
los "hidrocoleros", que las venden en pipas. Después comenzó con
mutilar la vida nocturna de la capital, y si bien es cierto, disminuyó la
prostitución femenina, por otra parte, logró un aumento en la masculina.
De igual manera, remató con tiro de gracia a Garibaldi y a las zonas turísticas
de la capital y exterminó el Turismo Social a cambio de eventos sólo para
millonarios como la NFL, la NBA y la Fórmula Uno. También se empeñó en reducir
vialidades, eliminar los ejes viales, destruir monumentos históricos, implantar
multas abusivas en favor de cobradores privados, y un reglamento de tránsito
que pone en riesgo la vida de los automovilistas y aumenta la
corrupción. Mancera nos regaló los mayores índices de criminalidad para
la capital del País, nacimiento de cárteles del narcotráfico, robo
a casa habitación, asalto a transeúntes y secuestros. Para cuidar su imagen, de
manera cobarde, se negó a encender el semáforo rojo que le
solicitaron asociaciones civiles y legisladores, al ser la CDMX un lugar
de alto número de feminicidios, cuando el mandatario presumía que en la Ciudad,
la prioridad eran las mujeres y violaba también los derechos de los
hombres. Limitó la pensión para los adultos mayores y se apropió
del canal 21 de la Ciudad para su precampaña presidencial mientras que terminó
con el formato del Informe capitalino en su etapa de Preguntas-respuestas, que
en administraciones anteriores se había logrado y dio paso a la legislación de
reglamentos inoperantes, incluyendo a la Constitución Capitalina. Abusó
de su cargo y se nombró presidente de la CONAGO para desviar recursos de la
capital del país en favor de otros Estados para ganar simpatías a la
presidenciable. En estás últimas semanas, trató de
hacer acciones de deslumbrón que pudieran borrar todo lo que describen a este
depredador que de ser un exprocurador corrupto pasó a ser un Jefe de
Gobierno Corrupto y que finalmente la memoria de los ciudadanos a la cual el
menospreció, le impidió escalar para ser Presidente de la República porque ni sus más cercanos amigos, lo quisieron postular, ante tanto desprestigio.