El teléfono fijo parece correr la misma suerte
que la máquina de escribir y hasta el reloj de muñeca ante el uso inevitable
del celular y los mensajes de texto con imagen. En el 2016 la mayoría de los
mexicanos ha prescindido totalmente del teléfono fijo en su hogar. Los jóvenes han elegido el móvil y otros grupos poblacionales no
han tenido más remedio que adaptarse al
portátil, entablar una guerra con el instructivo del aparato, para posteriormente
quedar encantados.