Mantenerse en el mandato de un pueblo por casi medio siglo puede significar una fila de aciertos y errores pero lo más difícil de conservar es la popularidad de un pueblo, que aunque de manera dividida, Fidel Castro logró conservar en Cuba a base de dos factores importantes que son La Congruencia Política que nadie ha podido criticar como se ha criticado en el caso de otros gobiernos socialistas o dictatoriales y el otro factor importante fue la educación del pueblo misma que estuvo basada en la adoración a Fidel y a la Revolución Cubana y el alejamiento a la manipulación mercantilista, capitalista y religiosa. A diferencia de Cuba, nuestro país a descuidado enormemente la educación y el cariño al Estado por lo que la manipulación de sus gobernados ha sido a base de los medios de comunicación encaminados al neoliberalismo y a base del miedo para el fortalecimiento del PRI. Sin embargo, los votantes mexicanos cansados de la corrupción y desastre económico, determinaron ya no votar por el priísmo y se refugiaron en el candidato panista Vicente Fox quien prometía un cambio para el país azteca basado en una estructura empresarial cuyo principio elemental era el comercio con un supuesto crecimiento económico pero sin reformas de fondo. En consecuencia y ante la contraproducente opción que resultó Fox, los mexicanos regresaron al modelo priísta y al mismo retroceso que tanto se ha criticado de Cuba. Fidel Castro por más de cinco décadas conservó una alta popularidad entre los cubanos que hoy le lloran; mientras que Fox acabó con la aceptación, desde el primer minuto que tomó protesta presidencial al no basarse en su juramento al texto Constitucional y al hacer mención de alusiones personales y no constitucionalistas, como resultó haber saludado a sus hijos en pleno juramento constitucional. Aquella conversación telefónica entablada entre Fox (quien quería alejarse de Cuba para servir los intereses estadounidenses de Bush) y el mandatario Fidel Castro, es una prueba auditiva de la enorme distancia entre el Presidente de un país y un mandatario pelele de un sistema desvaloralizado.