Cuba fortaleció a México en una política exterior, que durante
años hizo de México un país excepcional en América Latina
, le dio un toque nacionalista y de dignidad al gobierno
mexicano en sus tratos con el exterior.
Esa circunstancia se convirtió en motivo
de legitimidad y elemento importante de la relación
con Estados Unidos. Aunque no puede hablarse
de un acuerdo explícito para disentir de ellos en
cuestiones interamericanas y de Naciones Unidas,
sí puede afirmarse que, durante años, el gobierno
norteamericano entendió y respetó las posiciones
de México en esos foros. Para sólo dar un ejemplo,
poco después de que México se había negado
a aceptar las decisiones relativas al rompimiento
con Cuba, el presidente Kennedy visitó México
en medio de uno de los ambientes más cordiales
con que se había recibido a un mandatario extranjero.
Así, con su política hacia la Revolución Cubana,
México fortaleció un rasgo de sus relaciones con Estados
Unidos que durante años fue conocido como el respeto
a su "independencia relativa" en materia de política exterior.
Esa independencia sirvió para equilibrar la dependencia
cada vez más acentuada que se fue estableciendo
con aquel país en terrenos pertenecientes a las cuestiones fronterizas,
económicas o de migración. Fue una manera certera de preservar
una distancia política de la gran potencia, objetivo que siempre
ha sido valorado positivamente, de manera casi intuitiva,
por amplios sectores de la población mexicana.
Ahora bien, el aspecto más interesante de la relación con Cuba
fue el buen diálogo establecido a nivel de gobiernos
en asuntos relativos a la política interna de México.
Aunque los movimientos de izquierda en México siempre t
uvieron cercanía con la isla, lo cierto es que ésta nunca desempeñó
un papel importante en su fortalecimiento. Fidel Castro
siempre estuvo dispuesto a dar su reconocimiento
y apoyo a los gobiernos del pri, aun en momentos
críticos, como el movimiento estudiantil de 1968 o
las represiones de 1972, cuando se habría esperado un mayor
compromiso del Comandante con los grupos que eran reprimidos en México.
En contrapartida, el gobierno mexicano no recogió el desencanto
de sus intelectuales con la falta de libertades
políticas en Cuba. La amistad con Fidel Castro se mantuvo
en buenos términos a niveles oficiales cuando buen
número de sus admiradores iniciales en México
ya expresaban su malestar ante
el rumbo que estaba tomando la Revolución.
En los ámbitos multilaterales, el gobierno mexicano fue solidario
con el rechazo de los dirigentes cubanos a las presiones
internacionales a favor de libertades democráticas o respeto
a los derechos humanos. No podía ser de otra manera.
Para algunos conocedores, la fuerte tradición de amistad
con el régimen de Fidel Castro invitaba a México a buscar un
papel de interlocutor que pudiese incidir, de alguna manera,
la transición del régimen político que deberá ocurrir en Cuba
a corto o mediano plazo; en todo caso, a la muerte de Fidel Castro.
Muchos datos, como es la capacidad de incorporación
de cuadros jóvenes en los actuales grupos dirigentes, o bien el empeño en proteger logros importantes de la Revolución en el ámbito de la educación y
la salud, invitan a pensar que esa transición no ocurrirá
a partir de un colapso del actual régimen,
sino que será el resultado de negociaciones entre
la oposición menos radical y los actuales
dirigentes; de allí la conveniencia de no oponerse
frontalmente a estos últimos. Sin embargo, esos propósitos,
que nunca se formularon claramente por parte de México,
perdieron sus posibilidades a partir del cambio
en la política hacia Cuba que acompañó la llegada
de una nueva administración en México
como resultado de las elecciones del 2000.
Las relaciones con Cuba tomaron nuevos
rumbos a partir de la elección de Vicente Fox,
que puso fin a setenta años del PRI en el poder.
Desde sus comienzos, la nueva administración mexicana colocó
en el centro de preocupaciones de la política
exterior la defensa de los derechos humanos y la democracia.
Semejante prioridad obligaba necesariamente a reexaminar
la relación con el régimen castrista; ésa fue
en realidad su principal razón de ser.
El asunto del voto sobre Cuba en la Comisión de Derechos Humanos
de la ONU se convirtió, desde los inicios del gobierno de Fox,
en un tema altamente controvertido así como
las imprudencias del foxismo que han venido
curandose con el gobierno de Enrique Peña
para bien del aparador internacional
de nuestro país que fue secuestrado por el
ignorante proceder foxista.