Que no nos sorprenda que el Presidente de Ecuador, Daniel Noboa al final se quedé estacionado en la silla presidencial de ese país sudamericano, aunque por lo pronto y a unos meses de estar encabezando el gobierno ecuatoriano, ya se ganó el repudio internacional al atentar contra la inviolabilidad de una embajada sin importarle el máximo principio de derecho entre las naciones, y de manera indiferente, violentar el patio diplomático convertido en parte del territorio del estado mexicano. Ecuador está pagando el precio de la emisión de un voto manipulado, a favor de un candidato fabricado por el neoliberalismo, que no es nacido en ecuador sino en Miami, Florida de Estados Unidos, en donde se le disfraza de práctico, inteligente, bilingüe, ocurrente de risa fácil, pero que en realidad resulta un vendepatrias con altos grados de corrupción. A pesar de
sus actividades como diputado, Daniel Noboa Azín llegó a la presidencia de su
país, como un desconocido que enamoró a un sector del electorado con vagos
y contradictorios pronunciamientos durante su campaña electoral y que dijo solucionaría los problemas económicos de Ecuador, fomentando las exportaciones del sector primario como motor del
crecimiento basado en la actividad privada. Su Partido Acción Democrática utilizó el registro de Alianza País, para poder entrar a la
competencia electoral, por lo que dicha
composición no establece ninguna posición ideológica ni proyecto político pero sí un amasiato a otros gobiernos imperialistas. Ahora ha rechazado la amplia condena
de la Organización de Estados Americanos (OEA) por su asalto a la embajada de México
en Quito y la detención ilegal de Jorge Glas, exvicepresidente durante el mandato de Rafael
Correa. ecuador trató de distraer su falta, expresando su apertura para reconstruir las relaciones de confianza
con el Ejecutivo mexicano. Ante el veredicto de la OEA a la que se ha sometido al Ecuador, trajo solamente un voto en contra respecto a su conducta barbarie que fue emitido por el propio Ecuador, que justificó
su acción contra el derecho internacional de violar una embajada, lo que no llegó a hacer ni dictadores como Pinochet o genocidas como Hitler, y se justificaron los gobernantes ecuatorianos, acusando a México de una presunta “concesión
ilícita de asilo diplomático” a Glas , por estar procesado por la Justicia por
delitos comunes y tener dos sentencias de cárcel pendientes de cumplir por casos
de corrupción, pero tales circunstancias conforme a la norma, no impedían el asilo ni excluía al Ecuador de dar debido cumplimiento al artículo 31 en sus fracciones primera y segunda de la Convención de Viena, que nunca en la historia de las naciones había sido demolido, y en el cual considera que la embajada de un país es extensión de territorio y soberanía de un país por lo que atacar una embajada es equivalente a invadir un país, además de los delitos que en esta se produzcan. De tal manera el territorio ecuatoriano ya no resulta garantía para ninguna relación diplomática, para ninguna embajada y para ningún acto de intercambio internacional. Entre las
muestras de solidaridad más destacadas para México en este abuso, se encuentra la decisión de Nicaragua de
romper relaciones diplomáticas con Ecuador ante la defecación al Convención de naciones, así como muestras de enojo por parte
de países izquierdistas como Cuba, Brasil y Venezuela, al igual que de
derecha, en el caso de Honduras, Panamá,
Guatemala y el mismo Estados Unidos, y hasta de países que han tenido
diferencias con el gobierno mexicano,
como el caso de Argentina. Y es que tal acontecimiento podría ser un antecedente que deje en situación de debilidad todas las relaciones internacionales, en donde de por si sus organismos son casi decorativos y que pocos critican o proponen renovar como lo ha expuesto México en diferentes cumbres durante el gobierno lópezobradorista, por lo que se intentó que el presidente de México encabezará el bloque de la zona pero que no fue aceptado por Andrés Manuel López Obrador, ya que en sus primeros años de gobierno se dedicó a hacer cirugías mayores a su política interior. México ha mantenido una política favorable para el asilo del desprotegido, y ha cumplido con este principio histórico de asilo, para
argentinos, españoles, chilenos, venezolanos, chinos y recientemente el caso
del boliviano Evo Morales, que al final fue
reconocido por instancias internacionales como inocente y regreso a su país
natal, cuando en un principio la acción salvadora del gobierno mexicano había sido criticada por aquellos imperios que no les conviene la existencia de líderes americanos. Sin embargo,
los organismos internacionales como la OEA, que el mismo Presidente de México
Andrés Manuel López Obrador ha calificado de inútil, resulta en este asunto, un castigador
chimuelo que solamente es capaz de reprochar la conducta al agresor por medio de discursos envueltos en
pañuelos blancos, y que solamente en casos de altos intereses inhumanos, es que castigan a los países infractores con embargos que únicamente perjudican a los
pueblos y no a los malos gobiernos. En el caso del rapto del asilado y del
allanamiento a la embajada mexicana, se tendría que tomar medidas eficaces como regresar al protegido en
manos del refugio mexicano y juzgar al actual presidente ecuatoriano respecto a los delitos cometidos como autor intelectual y a los autores materiales que hayan intervenido en el hecho, así como presionar al cambio de equipo diplomático en ecuador y suspender de cualquier actividad diplomática a los encargados actuales, incluyendo al presidente ecuatoriano de asistir de
manera personal a cualquier cumbre. Sin embargo aún dictando tal sentencia, en otras instancias diferentes a la OEA, no existe un mecanismo para la efectividad coercitiva para el cumplimiento de una resolución de esta naturaleza, que tendría que ser la más severa de la vida internacional ante el hecho más violento de las relaciones diplomáticas y que solamente se obtiene por medio del embargo y el aislamiento diplomático, pero está claro que bajo la política histórica del gobierno mexicano y el sentimiento de su población, los mexicanos seguramente no queremos acciones violentas como las que sufrió
la propia embajada mexicana y que en vez de castigar al mal gobierno ecuatoriano pueda terminarse castigando al pueblo ecuatoriano, lo que es una situación indeseable que bien merece otra salida ante la poca probabilidad de la autocrítica del gobierno ecuatoriano, que de por si ha resultado perjudicial para su política interior. y es que los gobiernos no deben sufrir por las acciones de sus gobernantes, en todo caso solamente guardarse su vergüenza como nos ocurrió a los propios mexicanos con la política exterior de Vicente Fox, de Felipe Calderón y de Peña Nieto. Más en www.somoselespectador.blogspot.com