No significa que no sea importante el incidente ocurrido en el metro de la Ciudad de México o la conducta antisocial que arrojó el atropellamiento automovilístico de dos mujeres, situaciones que han acaparado los espacios noticiosos y la opinión pública, pero tales acontecimientos por graves que son, no se compara con los asesinatos colectivos ocurridos en Reynosa, Tamaulipas; sin nexo causal alguno, más que el terrorismo, situación que incluso ha sido reconocida por el propio Presidente de la República. Aunque tal situación se adjudica a una lucha territorial del narcotráfico, la deducción resulta absurda ya que el fuego no fue dirigido durante un enfrentamiento entre delincuentes en donde hayan quedado en medio de las ráfagas, algunos ciudadanos, sino que lo que en verdad ocurrió, es que tiradores accionaron con el único objetivo de matar a civiles, lo que a todas luces es el acto de terrorismo de mayores dimensiones en la historia de México, y cuya situación no ha traído como consecuencia, ni las horas de trasmisión en vivo ni la repetición permanente de esta noticia, como ocurre en aquellas que no son de seguridad nacional pero que atraen mayor morbo y son instrumentos útiles para las televisoras que obedecen ordenes empresariales y que están molestas al perder privilegios abusivos con el gobierno lópezobradorista. En el mandato de Trump como Presidente de los Estados Unidos, señaló vinculación del terrorismo con el narcotráfico, situación que fue negada por el Presidente López Obrador, ya que consentir el dicho, podía implicar una intervención estadounidense a territorio mexicano. Sin embargo, ante los asesinatos ocurridos en Reynosa, el Presidente de México sin mencionar la palabra terrorismo, abiertamente señaló que dichos asesinatos a civiles fue sin causa delictuosa particular, es decir sin otra causa aparente que la de matar por matar para sembrar el pánico, es decir actos terroristas. México desde hace unos años ha sido embargado por terrorismo formal, real y mediático, pero lo ocurrido el pasado sábado marca una dimensión mayor al primer acto de terrorismo, cuando estalló una bomba en un grito de independencia en Michoacán que desató la llamada "Guerra contra el Narco", del expresidente Felipe Calderón, y en donde comenzó un pacto entre una supuesta persecución militar al crimen organizado para legitimizar su presidencia, que Calderón había obtenido mediante el fraude electoral, y una acción de conveniencia para que los gobiernos de Estados Unidos tengan el pretexto intervencionista ideal, para en cualquier momento violar la soberanía de México en aras de la lucha antiterrorista y del sostén de la paz mundial. la matanza colectiva de reynosa supera acciones de porsi escalofriantes como los desaparecidos o los descabezados, y es que si en el sexenio ilegitimo de Felipe Calderón y la administración corrupta de Peña Nieto, los asesinatos en México fueron elevados; era de esperarse que en un gobierno legitimo y contrario al saqueo nacional que ahora encabeza el Presidente Andrés Manuel López Obrador, las cifras se predecía que iban a ser mayores, y con actos tan abiertos al terrorismo, que buscan la procuración intervencionista de Estados Unidos y el debilitamiento social y político de la transformación de México, su lucha anticorruptiva y el bienestar social a base de su independencia.