Han pasado 14 días de aquel mensaje en el Whatssfon de una compañera
reportera que desesperadamente
pedía en su llamada, se atendiera su auxilio
para que no se removieran los escombros con maquinaria pesada y no se revocara la búsqueda de más personas vivas o
sus cadáveres entre los escombros, como producto de los derrumbes ocasionados por el terremoto del pasado 19 de septiembre. En el llamado se acusaba como
principal responsable del desistimiento de rescate, al Gobierno Federal y a las Fuerzas Armadas del país. Después se desmintió la llamada de auxilio, en
razón de que las maquinarias únicamente se habían utilizado para levantar ciertos
escombros que impedían la búsqueda hombre a hombre y cuerpo a cuerpo, pero sin
utilizar las pesadas máquinas con el fin
de levantar los escombros con personas
atrapadas con vida o muertas. Aquella indignación
social por el supuesto atropello que
anunciaba esa inexacta o falsa llamada, parece haberse derrumbado al igual que
la inquietud del rescate que se sigue efectuando en el Edificio de Alvaro Obregón 286 de la
CDMX; en donde hoy 2 de octubre, casi se nos olvida que aun se está efectuando la búsqueda para localizar cadáveres y que apenas ayer
todavía se tenía la esperanza de
encontrar vidas. Aquellos que tanto
se mantenían al pendiente de que no existieran órdenes
de usar maquinaria pesada para remover escombros, ahora poco a poco han regresado a su normalidad y
pocos son los que no se han olvidado del
mencionado inmueble de donde se han
sacado 41 cadáveres y se esperan
rescatar por lo menos otros ocho más. Alrededor
del derrumbado edificio de Alvaro Obregón, todavía permanecen entre las piedras, los familiares en campamento
esperando los cuerpos de sus consanguíneos, en donde los acompañan muy pocos voluntarias y el equipo de
rescatistas –porque muchos de los que estaban auxiliando y alentando, ya se han ido- y ya nada
queda de los primeros impetuosos voluntarios en brindar ayuda y en defender, la no
demolición de los escombros. Incluso vecinos del lugar, ahora desean se interrumpa la búsqueda, debido a la emanación
volátil de cuerpos en descomposición
que aumenta de intensidad. El resto de los habitantes de la Ciudad, vecinos del lugar y sobrevivientes del terremoto,
regresan a sus actividades cotidianas y
el pasado fin de semana se establecieron los lugares de entretenimiento de la
metrópoli. Muchos ya han cerrado el primer
capítulo de la tragedia, y ahora centran toda su atención por empacar víveres y realizar actividades masivas y espectáculos en favor de los damnificados por el sismo,
olvidándose de los atrapados que no han logrado ser encontrados ni con el
rescate heroico y dramático que aun continua en el gigante aplastado de
las calles de Alvaro Obregón, en donde han desfilado diferentes Topos y
rescatistas internacionales que en su mayoría ya regresaron con la bandera en alto a su país, mientras que hasta hoy, aun no se
han podido cerrar las historias de los pocos que todavía están atrapados en el
multicitado inmueble. Ya comienzan los
planes de gobierno para la reconstrucción, los programas emergentes de rescate
económico, las cruzadas y colectas
post-sismo en ayuda de los
damnificados e incluso ya se reinició la
Temporada del fútbol mexicano de primera
división, al igual que la programación habitual de los noticiarios. Lo que no termina es el
desentierro que está por cumplir más de
384 horas de búsqueda de cadáveres y un posible milagro de vida. Ahora el gobierno se muestra más constante y paciente que los ciudadanos que se decían desesperados por encontrar cuerpos. La búsqueda de seres humanos enterrados por el terremoto nos impide clausurar en poco la tragedia que sigue permanente hasta hoy dos de Octubre, con todo y que
casi se nos olvida.