Las llamadas son cada vez más frecuentes:
hallaron otro cuerpo, desmembrado
con la ropa hecha jirones, con heridas
de bala. El teléfono suena de día
, a la medianoche y a la madrugada.
Los colegas se reúnen de inmediato
para rendirle honores;
sus fotografías y mensajes
son un testimonio sombrío de otro
periodista que murió aquí en el estado
de Veracruz, al este de México: el lugar
más peligroso para ejercer el periodismo
en todo el hemisferio occidental.
“Ya tiene rato que hemos estado
viviendo en este infierno”, cuenta el
periodista Octavio Bravo, mientras mira
fijamente el ataúd de un colega muerto a
balazos el año pasado. “No te imaginas
la impotencia, la frustración que sentimos”.
México es uno de los peores países en
el mundo para ejercer el periodismo.
En la lista de los lugares
más mortíferos para ser reportero, México
está ubicado entre Afganistán, un país
devastado por la guerra, y Somalia,
categorizado como Estado fallido.
El año pasado asesinados a
periodistas mexicanos, lograron la mayor cifra
durante este siglo.Algunos periodistas
fueron torturados o asesinados
a petición de alcaldes;
otros fueron golpeados en sus redacciones
por hombres armados bajo órdenes
de funcionarios locales y policías, que
habían amenazado con matar a los periodistas
por sus coberturas.No obstante, de los
últimos 800 casos graves de acoso, ataques
u homicidios contra periodistas en los
últimos seis años, solo han sido emitidas
dos sentencias por la fiscalía creada
especialmente para investigar delitos
contra la libertad de expresión.
El asesinato a comunicadores a punta a
una cuestión
política. Los periodistas muertos hacen
quedar mal al gobierno, pero es peor
si su muerte se debe a que estaban haciendo
su trabajo”.
El periodista Jesús Javier Valdez
Cárdenas, fundador
del semanario Ríodoce y corresponsal
del diario La Jornada, fue asesinado
este mediodía en Culiacán, Sinaloa.
De acuerdo con información de testigos,
el autor del libro “Narcoperiodismo”
fue interceptado por un individuo
armado, quien lo despojó de su vehículo
Toyota rojo y le disparó en repetidas
ocasiones.El cadáver de la víctima
quedó tendido a unos metros del
semanario donde trabajaba, sobre
la calle Riva Palacio, entre Juan
José Ríos y Epitacio Osuna, en la
colonia Jorge Almada, con disparos
en la cabeza y cuerpo.El sinaloense
se convirtió en el sexto
periodista asesinado
en lo que va de 2017. El pasado 2 de
marzo fue ejecutado Cecilio Pineda
Brito, periodista independiente en
Guerrero y colaborador de La Jornada,
y el 19 del mismo mes, en Veracruz,
le quitaron la vida al columnista Ricardo
Monlui, director del diario El Político y
columnista de temas de la industria
cañera en el Diario de Xalapa.Cuatro
días después, el 23 de marzo,
mataron a Miroslava Breach, reportera
del periódico La Jornada en la capital
de Chihuahua. El 14 de abril fue
asesinado en La Paz, Baja California Sur,
Maximino Rodríguez, y el 2 de mayo Filiberto
Álvarez, reportero de una radio de Morelos.
Por otra parte periodistas de Guerrero
condenaron la retención y asalto
realizado por un grupo delincuencial
contra siete periodistas que realizaban
una cobertura de los narcobloqueos
registrados en la región de Tierra Caliente.
LAS MUERTES de periodistas
se dividen entre aquellos,
que tocan los intereses de sus autoridades
jurisdiccioneles y aquellos cuyo contenido, no
solamente molesta a los gobernantes sino que
va en contra de la política mediática de
condicionamiento social.
hallaron otro cuerpo, desmembrado
con la ropa hecha jirones, con heridas
de bala. El teléfono suena de día
, a la medianoche y a la madrugada.
Los colegas se reúnen de inmediato
para rendirle honores;
sus fotografías y mensajes
son un testimonio sombrío de otro
periodista que murió aquí en el estado
de Veracruz, al este de México: el lugar
más peligroso para ejercer el periodismo
en todo el hemisferio occidental.
“Ya tiene rato que hemos estado
viviendo en este infierno”, cuenta el
periodista Octavio Bravo, mientras mira
fijamente el ataúd de un colega muerto a
balazos el año pasado. “No te imaginas
la impotencia, la frustración que sentimos”.
México es uno de los peores países en
el mundo para ejercer el periodismo.
En la lista de los lugares
más mortíferos para ser reportero, México
está ubicado entre Afganistán, un país
devastado por la guerra, y Somalia,
categorizado como Estado fallido.
El año pasado asesinados a
periodistas mexicanos, lograron la mayor cifra
durante este siglo.Algunos periodistas
fueron torturados o asesinados
a petición de alcaldes;
otros fueron golpeados en sus redacciones
por hombres armados bajo órdenes
de funcionarios locales y policías, que
habían amenazado con matar a los periodistas
por sus coberturas.No obstante, de los
últimos 800 casos graves de acoso, ataques
u homicidios contra periodistas en los
últimos seis años, solo han sido emitidas
dos sentencias por la fiscalía creada
especialmente para investigar delitos
contra la libertad de expresión.
El asesinato a comunicadores a punta a
una cuestión
política. Los periodistas muertos hacen
quedar mal al gobierno, pero es peor
si su muerte se debe a que estaban haciendo
su trabajo”.
El periodista Jesús Javier Valdez
Cárdenas, fundador
del semanario Ríodoce y corresponsal
del diario La Jornada, fue asesinado
este mediodía en Culiacán, Sinaloa.
De acuerdo con información de testigos,
el autor del libro “Narcoperiodismo”
fue interceptado por un individuo
armado, quien lo despojó de su vehículo
Toyota rojo y le disparó en repetidas
ocasiones.El cadáver de la víctima
quedó tendido a unos metros del
semanario donde trabajaba, sobre
la calle Riva Palacio, entre Juan
José Ríos y Epitacio Osuna, en la
colonia Jorge Almada, con disparos
en la cabeza y cuerpo.El sinaloense
se convirtió en el sexto
periodista asesinado
en lo que va de 2017. El pasado 2 de
marzo fue ejecutado Cecilio Pineda
Brito, periodista independiente en
Guerrero y colaborador de La Jornada,
y el 19 del mismo mes, en Veracruz,
le quitaron la vida al columnista Ricardo
Monlui, director del diario El Político y
columnista de temas de la industria
cañera en el Diario de Xalapa.Cuatro
días después, el 23 de marzo,
mataron a Miroslava Breach, reportera
del periódico La Jornada en la capital
de Chihuahua. El 14 de abril fue
asesinado en La Paz, Baja California Sur,
Maximino Rodríguez, y el 2 de mayo Filiberto
Álvarez, reportero de una radio de Morelos.
Por otra parte periodistas de Guerrero
condenaron la retención y asalto
realizado por un grupo delincuencial
contra siete periodistas que realizaban
una cobertura de los narcobloqueos
registrados en la región de Tierra Caliente.
LAS MUERTES de periodistas
se dividen entre aquellos,
que tocan los intereses de sus autoridades
jurisdiccioneles y aquellos cuyo contenido, no
solamente molesta a los gobernantes sino que
va en contra de la política mediática de
condicionamiento social.