El tema de la transmisión de las narcoseries alcanzó al Senado de la República, luego de que el senador por el PRD, Zoé Robledo, exigiera a la Secretaría de Gobernación y al Instituto Federal de Telecomunicaciones revisar su difusión en estaciones de televisión comercial y en horario estelar, debido a que hacen apología de la violencia y presentan al narcotráfico y a sus actividades como un modelo de “vida aspiracional”.El senador Zoé Robledo (PRD) y la diputada federal Lía Limón García (PVEM) destacan que es una franca violación a lo dispuesto por la Ley Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión, particularmente a lo establecido en los artículos 223, 226 y 228 y en contra del artículo 4to constitucional, la proyección de series que resaltan la vida de narcotraficantes en horarios en el que todavía hay niños atentos a los contenidos televisivos, por lo que pide se transmitan entre las cero y cinco horas del día.Explicó que en las últimas 36 horas se ha publicitado y/o iniciado por parte de las televisoras comerciales de cobertura nacional la transmisión de programas conocidos como “narcoseries”, a través de frecuencias del espectro radioeléctrico concesionadas por el Estado Mexicano, en una franca violación a lo dispuesto por la Ley.Tomando en cuenta el “interés superior del niño” contenido en la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño y lo revelado por el Instituto Federal de Telecomunicaciones en los “Estudios sobre oferta y consumo de programación para público infantil en radio, televisión radiodifundida y restringida”, en cuanto al consumo de televisión por parte de las y los niños mexicanos, resulta fundamental que tanto la Subsecretaría de Normatividad de Medios y la Dirección General de Radio, Televisión y Cinematografía de la Secretaría de Gobernación, así como el Instituto Federal de Telecomunicaciones no deben ser omisos ante la televisión comercial que violentan la norma vigente, sobre todo, promuevan la apología de la violencia.Esto último, en contradicción con la lucha que hombres y mujeres, muchos de ellos integrantes de Fuerzas Armadas, llevan cabo a lo largo y ancho del país a efecto de mantener el Estado de Derecho, y para inhibir que el narcotráfico debilite el tejido social de las familias mexicanas, al promover falsos valores y comportamientos sociales agresivos que lamentablemente retroalimentan al crimen organizado.El problema real es el Estado fallido en México: especialistaPor lo anterior, las Comisiones de Radio y Televisión de ambas Cámaras, convocarán a los funcionarios de las instituciones mencionadas para que expliquen ante el Congreso de la Unión, el uso que concesionarios privados dan a las frecuencias del espectro radioeléctrico propiedad de la Nación y a la vez cumplan y hagan cumplir la Constitución y las Leyes mexicanas.Por su parte, Jesús Alberto Cabañas Osorio, académico del Departamento de Comunicación de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México, las narcoseries se constituyen como un espejo y reflejo de lo que en la actualidad se vive en el país en materia de impunidad, corrupción, crimen organizado, entre otros problemas sociales.“Ante ello, los políticos pretenden hacer política de seguridad pública y defensa de los derechos de las audiencias, ante contenidos televisivos que califican como violaciones a la Ley Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión.“Sin embargo, lejos de atacar el problema real de lo que se vive en México, pretenden legislar en aspectos menores para justificarse públicamente ante la falta de resultados en materia de seguridad y delincuencia organizada. Show mediático para curarse en salud con las llamadas narcoseries, vistas como promotoras de una apología de la violencia en sus consumidores”, afirmó.Especialista en Crítica de la Cultura y Estudios Visuales, Cabañas Osorio afirmó que el problema real y de fondo del narcotráfico y la violencia que vive nuestro país no está en las narcoseries, “sino en el Estado fallido en que el país se configura día a día”.“Una realidad de millones de mexicanos, que ven en las narcoseries una posibilidad de ascenso social que no inicia en la ensoñación de estar frente a la pantalla, consumiendo una historia de narcos bajo una estructura dramática que los encumbra a los mundos de la mafia, al poder, al lujo, a la ostentación y al control de todo lo que los rodea, aunque ese poder fuese por un momento. Estructuras dramáticas que promueven estilos de vida, de opulencia, de mujeres bellas, de arrojo y peligro permanente, aún a costa de la muerte. El problema inicia en la realidad del país”.