Era su última vez encima de un escenario, pero el cantante mexicano Vicente Fernández volvió a hacer su habitual promesa al público: "Mientras que ustedes no dejen de aplaudir, yo no dejo de cantar". Ya no se escuchará más en vivo pero se seguirá escuchando en la radio. La voz en vivo quedó en las gradas del Estadio Azteca de la capital mexicana que se llenaron la noche de este sábado para dar su adiós al intérprete, una de las grandes voces de la canción ranchera, con un concierto en el que el cariño de los asistentes y el aguardiente lograron contener la nostalgia que ya se dejaba entrever desde el inicio del evento.En su aparición en el escenario, Chente, como se refieren a él cariñosamente, agradeció a sus seguidores eso que le han dado que que "no se compra con todo el dinero del mundo", su "presencia, cariño y respeto", dijo casi sin poder terminar la frase por la emoción.Bajo la figura de una enorme águila con alas extendidas que coronaba el escenario, el cantante de 76 años abrió su repertorio con "Que te vaya bonito", al que siguieron otros de sus grandes éxitos, como "Me voy a quitar de en medio", "Mujeres divinas", "Hermoso cariño" o "Lástima que seas ajena".Una y otra vez, Fernández interrumpía las canciones con el mismo gesto; alzando el micrófono para ceder el turno al público, siempre cerrando los ojos como si quisiera que los otros sentidos no le distrajeran al oír el coro unánime que nacía de las gradas."¡Mientras más aplaudan, más canto, y mientras más griten, peor!", exclamó con humor el cantante, enfundado en un traje de charro negro y a quien le bastaba acercarse la mano a la oreja para desencadenar el griterío de sus seguidores.El jalisciense levantó de su asiento al público con "Para siempre" y "Estos celos", demostró su inalterable potencia vocal con "Acá entre nos" y despertó el entusiasmo generalizado cuando anunció la llegada al escenario de su hijo Alejandro Fernández, el más pequeño de sus "potrillos"."Gracias por este legado que nos has dejado a todos los mexicanos. Te prometo, te juro, que no voy a dejar morir la música mexicana", aseguró el hijo antes de interpretar un par de dúos con su padre.Casi cuatro horas en las que se desarrolló el concierto hicieron que Chente decidiera interpretar algunos de los temas sentado, sin perder de vista el vaso de aguardiente que le esperaba entre canción y canción que ahora deberán pedir en la radio. Más en www.somoselespectador.blogspot.com