viernes, 29 de marzo de 2019

LA TIERRA TAMBIEN RECLAMA














 El volcán con  nombre náhuatl y que se manifestó por primera vez de manera representativa diez años antes de los  ataques principales para el  sometimiento al Estado Mexica  a favor del Imperio Español entre los años 1519 y 1521, ayer puso en semáforo amarillo fase tres,  a los Estados a la redonda del monte con cráter llamado:   Popocatépetl. Su fumarola la expulsó  justo en la semana  en que por primera vez un Presidente de México, sin temor a los perjuicios, solicitó al gobierno de España y a la Iglesia Católica una reconciliación oficial de la masacre indígena, basada en la petición  del perdón para  el pueblo mexicano. Ni la naturaleza propia cicatriza del todo, mucho menos una civilización por moderna que sea, después de un genocidio en donde su agresor no ha dado la explicación  ni un argumento  de honor conciliatorio. Ha sido el pueblo de México y de España quienes se han hermanado  de manera tácita sin acta de por medio, que ahora solicita el gobierno de México a tres años de que se cumplan 500 años de la conquista  sangrienta española, avalada por la Iglesia Católica, y de la cual según el Premio de la Paz peruano,  y  hoy nacionalizado español, Mario Vargas Llosa, en  su  personal apreciación,  el pueblo mexicano ha  salido beneficiado de la conquista, al haber sido integrados para gozar del mundo occidental. Ante tantos problemas que tiene que resolver el pueblo y el gobierno mexicano, sobre todo en su primer año de gobierno  al estar sumergidos  un Estado Fallido provocado por la otra colonización ahora  Empresarial;  la petición y el tema en la mesa parecen ser inoportunos, pero la realidad es que a poco más de dos  años de un festejo que para muchos está por venir y  que otros llaman “un choque de Culturas”; sería una hipocresía y una devaluación histórica,  festejar lo que no debe ser objeto de fiesta sino de reconciliación sin agravios; después del perdón, y  ya ni siquiera  reclamos del saqueo económico que España hizo de México después de las tremendas violaciones y también enriquecimiento cultural en la fusión violentada de ambas civilizaciones.  Los anteriores mandatarios mexicanos han dejado pasar cada seis años la cuenta pendiente con la historia, como la  otra necesidad de que México oficialmente se llame México y no Estados Unidos Mexicanos; pero el nuevo presidente de la nación mexicana, ha preferido la polémica que es respetuosa y en otros casos  hasta burlona por parte de los ignorantes; que no concluir con un punto histórico que España y sobre todo México, se merecen y tienen derecho a concluirlo formalmente, ya que el Tratado de Paz  que firmaron el gobierno español y el mexicano, el 29 de diciembre de 1836 se deriva de un pacto de no agresión ni de incomunicación, como países independientes y sin gobiernos fusionados, y la carta de 1871 remarca la no intención de reconquista española, pero que no existe otro ni en los mismos; ni la petición de perdón; ni el perdón concedido, como simbólicamente, parece reclamar el gigante  en erupción, testigo de la masacre española y el México moderno.