domingo, 6 de noviembre de 2016

TRUMP Y SU CORONA DE ESPINAS














La idea de que Estados Unidos tiene un proceso electoral perfectamente democrático puede ser tan falso  como decir que el país de las barras y las estrellas  es nuestro defensor mundial contra el terrorismo cuando son invasores especialistas. Lo cierto es que las reglas de votación  que imperan en los Estados Unidos resultarían poco imaginables en otros países  donde es evidente el fraude electoral como es el caso de México. El voto anticipado, la puntuación relativa, la campaña electoral sin excluir al Presidente en funciones y el procedimiento de registro electoral y accionar en las urnas que se realiza en Estados Unidos en teoría y sólo en teoría, resultan ser menos eficaces que los establecidos por la ley electoral mexicana en donde existe participación y vigilancia ciudadana, pluripartidismo, control de la credencial del elector  y la prohibición del proselitismo presidencialista entre otras medidas en procuración del voto libre y secreto.  Sin embargo la realidad es otra. México  está lejos  de tener un proceso electoral semejante al que tiene Estados Unidos y no por el simple hecho de tratarse de una Federación, sino porque  a diferencia de la estructura constitucional  del país vecino, su antecedente histórico  es otro y fortalece una cultura electorera más que electoral. El votante estadounidense se fortalece en un punto  ideológico  que repudia en poco la vendimia electorera, sin embargo el sistema educativo deficiente y la necesidad económica es un cáncer antidemocrático que no excluye a los gringos y que se acentúa  en las presentes elecciones estadounidenses desde los sectores más vulnerables, debido a que el país más poderoso del mundo ha dejado de ser el país más rico del mundo. Sus nuevos pobres  con vínculos migratorios  han sido presa de la manipulación por aquellos que saben que el voto latino es cada vez más importante y como si se tratara de un gen priísta, les dibujan a un candidato poco menos que el maligno y a otro como el salvador y aliado de la problemática del mexicano cuando su historial político y de su partido señalan todo lo contrario. La campaña sucia en contra de Trump en donde han participado de manera vergonzosa  prensa y personajes de la farándula mexicana  -que quieren favorecer a Hillary pero que  no son capaces de concientizar a sus paisanos respecto a la problemática de su propia nación y que son producto de una cultura corruptiva- han utilizado  frases acostumbradas  que tachan a su contrincante de peligroso y se entrometen a la política de otro país como una estrategia  para que permita cobrar cuentas en las  próximas elecciones mexicanas en donde se podrá   votar desde el extranjero y lograr también se realicen campañas políticas  traducidas en guerra sucia desde otras fronteras.  Sin embargo con todo esto,  a unos días de la elección presidencial, Trump se mantiene en un empate técnico con Hillary por el peso específico del votante estadounidense y no de el votante latino que puede llegar a ser manipulado en mayor grado que los naturales. Y es que la guerra sucia no penetra en aquellos de convicción política, de mayor ingreso  económico o simplemente  con desintéres por su capacidad adquisitiva y son los electores que  pueden llevar a Trump a la presidencia , después del desastre de gobierno de Obama.  Pero con todo lo anteriormente expuesto; Estados Unidos no se escapa de aquel conocido refrán de que "en todos lados se cuecen habas” ...y se caen los sistemas;  ya  que Estados Unidos está lejos de tener una democracia perfecta,  pero también es cierto, que la su política  en cuanto a proceso y práctica,  no resulta una dictadura partidista como sucede en nuestro país con todo y que Estados Unidos sufre  cada vez  un mayor declive electoral  que lo exhibe ante procesos de votación de países europeos.