Supongo que se necesita de suficientes conocimientos técnicos y científicos, y un entrenamiento profesional intenso, para poder desarrollar una entrevista o entablar una conversación pública con personalidades de la talla de Lyn May o de "El Cazafantasmas, Carlos Trejo", aunque la actividad profesional de Gustavo Adolfo Infante, resulta el mejor ejemplo, que una licencia de locutor, un titulo profesional o certificado o una cédula profesional; no garantizan el nivel del profesionista ni evita la corrupción de quien los expide, ya que aunado a la preparación profesional se deben adjuntar los valores morales, familiares y éticos y las condiciones sociales para su desempeño, más aún tratándose de una actividad en el ámbito de la comunicación o el periodismo, que lejos de ser una profesión, resulta ser un oficio que para su buen desempeño debe apuntalarse con el mayor número de carreras profesionales posibles. No en vano los grandes periodistas en la historia de la radio y de la televisión en México, causalmente no estudiaron la carrera de periodismo ni ciencias de la comunicación que nacieron como tales como una necesidad técnica más que científica, ya que como lo marca la historia de los cien años de la comunicación electrónica en nuestro país, la mayoría de los periodistas contaban con verdaderas licenciaturas o importantes carreras técnicas que son de mayor dedicación que la mal llamada "licenciatura en periodismo". Gustavo Adolfo Infante quien presume ser un periodista hecho y derecho, y no un influencer -aunque tenga canales de comunicación por internet de contenido público-, le contestó a Alfredo Adame sobre sus supuestas difamaciones en donde el actor había dicho que Infante no había estudiado en la Escuela Carlos Septién García, por lo que utilizando un medio de comunicación para ventilar conflictos personales, fue que Infante exhibió su certificado de terminación de estudios en 1988 y la caratula de su tesis profesional, misma que presentó en 1999, es decir se tituló una década después de haber terminado su carrera que consiste en ocho semestres, por lo que Infante tardó en titularse, cuatro veces más del tiempo que dura la "carrera de periodista". Por otra parte, Infante volvió a utilizar los medios de utilidad pública en conflicto de intereses privados, al acudir a la Fiscalía de la CDMX, con el micrófono en mano de la televisora con la que ejerce la actividad periodística, para acompañar a su señora madre a demandar al actor Alfredo Adame y realizar una transmisón al respecto, que nada tiene en relación con el periodismo de espectáculos. En relación al periodista en cuestión, cabe señalar que es "de los menos malos" que aparecen en pantalla, para forjarnos una idea de los comunicadores que mal nutren a los medios. El deterioro de la calidad periodística no sólo es responsabilidad del periodista, también del canal que lo contrata, de las autoridades que no resuelven sobre el atropello a las leyes de comunicación y que no combaten el monopolio mediático en el caso de la televisión y la radio, así como también, no estructuran un eficiente sistema educativo. Con todo ésto, también es responsabilidad del propio espectador alimentar cierto tipo de actividades de entretenimiento que se presentan en pantalla y no aumentar su nivel cultural. En el caso, de que el periodismo se trate de una carrera y no de un oficio, problema mayor es que su impartición se realice en una Escuela y no en una Universidad y que la constancia de estudios sirva para la fanfarronería en vez de para la aplicación técnica.
imágenes y audio de cortesía presentados en otros medios