"Mucho se ha
hablado de que hay una crisis humanitaria, pero es solo una excusa más para una
intervención en Venezuela. Y no volveré a esta ASAMBLEA mientras seamos un país libre
y soberano", así lo señaló la canciller venezolana Delcy Rodríguez lunes antes de abandonar airadamente la
sala. Venezuela ni siquiera esperó a conocer el comunicado final que se iba a
emitir en la cumbre. La canciller Rodríguez se fue repartiendo críticas hacia el
secretario general, Luis Almagro , a quien llamó
"instigador de la violencia"; a la diplomacia mexicana, que calificó
de "infantil"; y dirigiéndose únicamente al grupo de países "que
no se han plegado", entre ellos Nicaragua, Cuba o Ecuador y algunos caribeños,
la canciller les ha advertido: "Cuiden y vigilen su institucionalidad para
que no se produzca una grave violación a la soberanía como la que pretenden con
Venezuela". Por su parte, el canciller mexicano, Luis Videgaray, impulsor
de la propuesta más dura contra Venezuela, había dejado claro que "solo
apoyaremos una resolución clara", en referencia a un texto en el que se
debía reflejar el deterioro de condiciones democráticas en Venezuela así como
la necesidad de mantener "el respeto a la Asamblea Nacional, la
elaboración de un calendario electoral, la libertad de presos políticos y el
freno al proceso Constituyente que polariza más a la sociedad", afirmó. Al
mismo tiempo, Delcy Rodríguez tuvo una reunión con los padres de los
desaparecidos de Ayotzinapa en méxico y señaló la postura de Venezuela de
llevar el caso a foros internacionales en el ejercicio de quien se lleva se
aguanta, en donde el gobierno mexicano por seguir una política estadounidense
está vendiendo su alma al diablo y destrozando la diplómacia internacional que
era el único punto salvable del sexenio peñista.