El movimiento cambiario que ha observado nuestra moneda
con respecto al dólar y que hace unos meses se decía no debía preocuparnos demasiado es muestra del maquillaje de nuestra economía quien pretexta la llegada de Trump a la presidencia de los Estados Unidos y al deslizamiento del precio de la gasolina, su derrumbe en caída libre. Las discusiones de los expertos se tornaban en haber pasado de los 13.00 pesos por dólar a 13.50, sin que representara algún
cambio fundamental en nuestra estructura económica que lo hubiera debilitado y se pronosticaban mejores tiempos con la mentada reforma energética que no se había podido efectuar en el sexenio foxista y que Enrique Peña Nieto obtuvo, con el argumento de que con ello vendrían mejores tiempos.Mientras los sabios en finanzas realizan movimientos supuestamente de alta estrategia, al final de cuentas el resultado es el mismo, -tenemos que apretarnos el cinturón- y así pasan años y sexenios sin que exista una planeación en favor de nuestra moneda y no de los intereses mezquinos de los gobernantes que no implementan medidas fiscales efectivas, productividad de nuestros recursos, disminución en el gasto público y honestidad de gobierno para entonces así, no sufrir los dolores de pacto que señala el Presidente de la República.