martes, 3 de mayo de 2022

A MANO CON LOS MAFIOSOS

 
































El entendimiento y la realización de acuerdos, alianzas y pactos de no violencia; se logra con el roce de muchas manos, incluyendo de quienes tienen  las palmas sucias. No se puede negar que aunque no se trata de una revolución política, que implica otros elementos; sí ha logrado el presidente López Obrador una revolución presidencialista y cambios radicales en la vida pública del país y una antiposición al neoliberalismo. Al tratarse el lópezobradorismo de un movimiento encabezado por un político y no por un guerrillero y con una fórmula pacífica y no de aplicaciones violentas, es que el mandatario ha tenido que realizar pactos de civilidad en donde el único límite es no efectuar ilicitudes. El mismo López Obrador ha confesado que en su propio partido y en su propio gobierno, existen personajes con resistencia al cambio y con el arraigo antiprogresista y corruptivo. De algunos ha tenido que estrechar sus manos para llegar a la presidencia conforme a las reglas del juego establecidas para después cambiarlas dentro de lo posible. Los cambios a fondo los efectúan los pueblos, no los gobernantes, pero es un hecho que el lópezobradorismo ha resultado una revolución invertida para eliminar el abuso de poder, lo que otros presidentes corruptos, verían como un auténtico suicidio a los privilegios que daba el presidencialismo y el saqueo a la nación. A la mitad del sexenio de López Obrador, existen quienes todavía tienen la esperanza de que quien los trata bien, revierta su política y les devuelva sus privilegios que tenían en anteriores administraciones. Más en www.somoselespectador.blogspot.com