martes, 12 de enero de 2021

LA MEJOR DEFENSA DE UN IMBECIL ES LA GROSERIA












Cuando se tiene la razón, ni se grita ni se insulta, la conducta del exponente es quien la refrenda.  Tan agredido resultó en su gestión el presidente Ronald Trump que a unos días de terminar su mandato para muchos  doblemoralistas, que  bendicen la biblia junto con   las leyes estadounidenses, ya se les olvidó que sigue siendo todavía el presidente de los Estados Unidos y de las tierras que se decían bendecidas por el respeto y la democracia. Los canales televisivos gringos que desnudan a los mandatarios latinoamericanos como supuesto ejemplo de la transparencia pública sin candados, ahora  ocultan desesperadamente la confrontación y la crisis ideológica   de un imperio que aromatiza  el  declive y ante la desesperación de la falta de argumentos,  han tenido que mostrase tal y como son, mediante la grosería.  Trump sentenció la manera en que ha sido censurado y sacadas de contexto sus declaraciones, lo que por cierto nunca ocurrió con los genocidas de los Bush, pero que la historia  los ha colocado en su justo sitio.  Quizá el derrumbe de las torres gemelas, fue el punto explosivo de reflexión para muchos ciudadanos de los Estados Unidos para  intentar la planeación de una nueva alternativa de gobierno sin prioridades bélicas ni objetivos neoliberalistas, y lo encontraron a largo plazo  en Trump,  a pesar de querer manipular la percepción latina para desaprobarlo, por parte de las fuerzas direccionales, que anteriormente habían enamorado a un sector racial delpaís con un mandatario negro.  A lo largo de su gobierno y con un dispositivo que le brindaba contacto directo con los ciudadanos mediante las redes sociales, informaba su se enfoque a la recuperación laborista para después continuar por consecuencia con la económica, y sobretodo restablecer el orden fronterizo con la amenaza de la construcción de un muro, como estrategia negociadora y también distractora, para sus oponentes que mordieron el anzuelo mientras el neoyorquino realizaba otras políticas de avanzada.  Ahora no existe más que el argumento del insulto para quienes tuvieron que efectuar mecanismos desleales para una contienda  democrática y que  empañan la transparencia. En su relación política con México; Donald Trump es el primer presidente de los Estados Unidos que tiene a un homólogo en su frontera sur, que no llegó por medio del fraude electoral o la trampa electorera, y que aborrecía tanto al mandatario mexicano impuesto, que fue Peña Nieto, como tanto  llegó a admirar al mandatario mexicano actual.  Ayer en sus últimas palabras como presidente del Imperio invasor a  ocho días de dejar el cargo, el presidente Donald Trump, agradeció  al presidente de México  su profesionalismo  que no puede llegar a ser posible sin legitimidad, aunque pocos saben la definición profunda de la palabra legitimidad. “Quiero agradecer al gran presidente de México, Andrés Manuel López Obrador su relación profesional de trabajo”, dijo el hombre que logró llevar al éxito a enormes firmas. -“él es un gran caballero, y es un hombre que realmente sabe lo que está pasando. Ama a su país y también ama a Estados Unidos”-, agregó. Más en www.somoselespectador.blogspot.com