Ha sido una noche larga para quienes ahora se preocupan porque el peso se ha deslizado frente al dólar pero que en el sexenio pasado, daban un diagnóstico financiero de que resultaba perjudicial para México que su peso se mantuviera fuerte, tal y como lo declaraba el hijo del exPresidente Miguel de la Madrid o los tecnócratas pripanistas que aseguraban que la fortaleza de una moneda atiende a situaciones del exterior más que del interior sin tomar en cuenta el conflicto internacional y la pandemía que se ha presentado durante los años y meses recientes en el mundo, pero más bien nos referimos a aquellos que no duermen porque el actual Presidente de los Estados Unidos anunció que este sábado decretaría aumento de aranceles para México y Canadá. Ante el retroceso del dos por ciento del peso mexicano que durante todo un sexenio se mantuvo como la moneda más fortalecida en el mundo frente a la moneda estadounidense, el timbre del ring en Palacio Nacional todavía no se hace sonar en todo el mediodía, por lo que no se ha notificado de manera oficial que Estados Unidos haya incrementado el 25 por ciento en tarifas de derechos que en saldo no resulta tan grave como comprar gas a un país que no es productor de gas sino únicamente revendedor como lo son las empresas españolas, aunque la situación arancelaria que sí se dará y que seguramente será momentánea, deberá provocar una reacción que la Presidente de México dijo ya tenía contemplada en dos hipótesis. Por lo pronto, hasta el momento de esta redacción, no existe un telefonazo oficial y certero del aumento, que de llegar no será del impacto que ha publicitado Trump en una economía que no es novedosa respecto al dominio de Estados Unidos sobre sus países vecinos, que le hace actuar de la misma manera en el dominio político, pues no se puede negar, que la democratización de la vida política de México no se hubiera podido realizar sin la aprobación y consentimiento estadounidense, por lo que no es un acto de autoría pura del pueblo de México, aunque sí haya participado para la concretización del acto mismo. Por lo pronto aparecen medios de comunicación corporativos que ya han dado la noticia del aumento de aranceles como un hecho consumado aunque éste todavía no se ha producido y que quizá pueda producirse aunque en menor escala a lo amenazado o al menos con menores consecuencias a lo que se intenta alarmar.