ALGUIEN TIENE QUE DECIRLO.-Con el escandaloso despido a Ana María Alvarado por parte de "la reina de la Radio", los beneficiarios del monopolio mediático como lo fue la propia Maxine Woodside, se enfrentan a la realidad de la barbarie de las redes sociales pero también del profesionalismo de algunos medios digitales, por lo cual ya no se puede ocultar la bajeza ni tampoco perfumarla. Maxine quien ha llegado con sus comentarios a justificar en su programa de radio a estupradores como Luis de Llano Macedo por el caso Sasha Sokol, que además enterró al periodismo veraz al ser discípula de Jacobo Zabludovsky, que ha entrevistado a modo a politicos retrogradistas, mafiosos con previo pago pero disimulando charlas improvisadas, y quien incluso logró ocultar hace un par de meses, la misteriosa muerte de su descendiente, ahora se enfrentó a la nueva realidad de miles de ojos y oídos, producto de la neotecnología llamada internet, que le impidió pudiera pasar desapercibido su tronar de dedos al despedir a la periodista Ana María Alvarado quien rebasó el prestigio de la propia Maxine en el programa "Todo para la Mujer", al diferenciar lo que es una charlista de nota rosa y una periodista de espectáculos bien documentada, aunque recientemente, cada vez con mayor tendencia a enlodarse en el ejercicio del chisme que no es periodismo. Y aunque el periodismo no es un desempeño laboral basado en la antigüedad, las primas vacacionales como lo pueden ser otros trabajos, sino que debe adaptarse a los cambios y renovaciones de una programación e inteligentemente entenderlos y darles paso, resulta que en realidad lo que ha exhibido a Maxine en su relación con Alvarado, son sus modos empleados para esta ruptura, aquellos modos que tanto se le tenían que aguantar a los raúles velascos o a los jacobos, quienes eran todospoderosos, no por sus talentos sino por el control mediático y la falta de competencia que pudiera ponerlos a prueba con otros iguales, en un juicio en que el espectador con su control de televisión pudiera dar el veredicto final. A pesar de la resistencia y la incomodidad que provoca la voz y escritura de un periodismo alternativo y autónomo que no tiene el amarramanos empresarial, la realidad es que hoy por hoy, es esta presencia informativa la que está cambiando la manera de dar la noticia en el mundo, la que derrumba a la televisión convencional , y a lo cual todavía no se acostumbran los prepotentes que hasta dicen tener una corona en sus sienes para poder hacer lo que se les pega en gana y a sus modos, sin importar la ética, la cordura, ni tener el aval de la congruencia y la autoridad moral.