ALGUIEN TIENE QUE DECIRLO.- El mes del testamento asignado por las notarías, resulta algo así como "El buen Fin" pero del mes de septiembre y a veces hasta de octubre, en donde se obtienen supuestos descuentos en una trampa lucrativa. Quien conoce la historia del notariado en México, sabe del abuso legalizado que significa la presencia del fedatario particular, que muchos han denominado un "mal necesario", cuando su intervención mercantilista en una necesidad social y de orden público como resulta la escrituración de la vivienda o propiedad inmobiliaria, podría quedar solucionada,con suplir las notarias por juzgados de lo notarial, como lo hemos expuesto en nuestra iniciativa en diferentes oportunidades. La formalidad que se requieren en determinados actos jurídicos y el requisito de validez de los mismos, podría basarse en un procedimiento de Jurisdicción Voluntaria, mediante un escrito inicial de los interesados que consistiría en la ratificación de firmas ante el fedatario adjunto al juez de lo Notarial que sería el secretario de acuerdos adscrito, y mediante los oficios que el juzgado ordene mandar a diferentes dependencias, como se realiza en la actualidad, en el caso de los juicios sucesorios, con lo que de esta manera, se daría certeza jurídica, legalidad, orden administrativo y protección al derecho de ausentes y terceros y sobretodo la eliminación del abuso notarial. Los escribanos que se amparaban en el nombramiento divino y la venia de un Santo, en vez de un número de notaria, para generar más abusos y ganancias económicas que una función humana y social, son los mismos que transmitieron el ejercicio de su investidura notarial vitalicia y hereditaria, a los que estaban bajo la designa, deuda y dependencia política del poder ejecutivo local o federal y que después se disfrazó en un examen controlado por el influyentismo y el fraude. Por muy bien intencionados que quieran ser, los escribanos con altos honorarios en su intervención fedataria, al final resultan un estorbo para quienes debido al abuso de gastos de escrituras, testimonios notariales y otros instrumentos públicos, han tenido que posponer sus trámites y han tenido que mantenerse ante la irregularidad, lo que se convierte en un problema aún más grave, cuando aparecen imprevistos o tragedias como los terremotos en donde la posesión del inmueble no es suficiente para acreditar la propiedad. La desaparición del Notario o en el peor de los casos, su contemplación como solamente un auxiliar alternativo para quien quiera acudir a un servicio particular de lo que es un derecho público, sería un modelo notarial único en el mundo, pero de vital importancia como una asignatura pendiente y pocas veces mencionada en el derecho social y clave para el orden jurídico y la seguridad que deben brindar los poderes del Estado, respecto de lo que ahora ha resultado un abuso y en algunos casos hasta el solapamiento para propiciar actos delictuosos derivados de un ejercicio privado que se apodera del ejercicio público, y que ha sido normalizado y costumbrista en el derecho mexicano y de otros países, sin una reforma progresista que rompa los intereses del poder ejecutivo, legislativo y judicial pero que es un problema jurídico y legal para los ciudadanos, al grado de que atenta su certeza y su seguridad jurídica.