viernes, 16 de septiembre de 2022

EL GRITO DE MEXICO

 












































ALGUIEN TIENE QUE DECIRLO.- Pocos nos imaginábamos  el día en que pudiéramos ver a un Presidente de la República  reconocido en su función constitucional, en vez de  un Presidente latigado con el repudio con máscaras  de su imagen en los semáforos, por lo que  el día de ayer a más de medio sexenio, López Obrador en el grito realizado en el zócalo capitalino, constató que vivimos un mandato presidencial sin registro en la historia del México moderno. La miopía del pueblo de México que contrasta con su  híperolfato, han cambiado las lunas de miel establecidas con Vicente Fox y Ernesto Zedillo, los repudios a Calderón, Salinas y López Portillo, y los pisoteos de Echeverría y Díaz Ordaz, por la confianza, aceptación y alta calificación depositada  al Presidente Andrés Manuel López Obrador, en donde al entrar a  una pecera contaminada, nada un político excepcional, que lejos de lograr una cuarta transformación del país, sí ha logrado un gobierno de compromisos cumplidos, de congruencia ideológica, de apertura, de cambios en la administración pública y sin duda una revolución en el cargo presidencialista que ha traído como consecuencia un efecto inversal que convirtió la vida pública del país en un mundo al revés, y el desmoronamiento por las proposiciones aplicadas, de supuestas fortalezas perversas; no en su total desaparición, sí en su contención de cascaron  y desenmascaramiento. Ayer en el grito de Independencia del titular del ejecutivo federal  con vivas jubilosos y   con mueras -que describían de los  pies a cabeza a los retrogradistas, antiprogresistas, resistentes, simuladores aspiracionistas doctrinarios del clasismo  y conservadores-, es que  no se necesitó ni un efecto de sombras para ocultar al presidente como en el caso de los últimos  gritos de López Portillo,  ni  tampoco efectos de sonido priístas,  que  dieran fuerza a Peña Nieto para encararse con la plaza pública. Tampoco nadie se acordó de las mentadas de madre de barrio a los que recurren los priprdpanistas en las cámaras, ni de la doble moral mediática o judicializada. Simplemente el Presidente de la República que evitó  como luchador social, la desestabilización del país  con el plantón del 2006 y la estrategia electoral  en el 2012,  es que   sin ser un súper héroe de 69 años de edad, jaló la cuerda de la campana de una sociedad rejuvenecida, que se vincula con su presidente, que muestra lo contrario a lo que describen los pregoneros condicionados y que sin contra-movimientos innecesarios,  se asombra ante la lejanía del gobierno federal de los gobiernos  locales y no se contagian de la esquizofrenia corrupta, de los que  dicen  observar la llegada de una dictadura presidencialista como la que se tenía con el PRI y con el PAN ,  y en vez de la cartulina escrita y denunciante que alegue la supuesta  militarización del país, los ciudadanos  brindan la mano a su ejército con una fotografía  en un desfile sin novedades ni actos terroristas en el cielo, que pudieran  alarmar el recalentado del pozole de las familias mexicanas.