Le esperan unos meses o quizás un par de años de cárcel para el presunto asesino de la cantante Yrma Lydya, quien seguramente pronto presentará una enfermedad que le permita medidas domiciliarias de prisión, y al no existir término para interponer un Juicio de Amparo en contra de una sentencia condenatoria en materia penal, esperará el momento mediático más propicio, para que la noticia que hoy aparece en ocho columnas, después se convierta en una simple nota pérdida en la información cotidiana,en donde se avise que Jesús Hernández Alcocer salió libre. La FGCDMX lo acusa de feminicidio, lo que resulta un primer obstáculo en el proceso, ya que tendrá que demostrarse que la intencionalidad de matar a la cantante por parte del supuesto abogado, era simplemente por tratarse de una mujer, características básicas del feminicidio, y no por otros nexos causales, que parecen ser evidentes, ya que es público que Hernández Alcocer favorecía económicamente a la hoy fallecida, lo que podría tratarse de riñas, celos desmedidos o incluso hasta machismo o misoginia, pero que tienen características diferentes a las de un feminicida. Por otra parte, según investigación de IMAGEN NOTICIAS y de entrevistas realizadas por el lector de noticias Ciro Gómez Leyva, los funcionarios de la Fiscalia de la CDMX, ya están haciendo de las suyas, ya que la coordinadora general de Investigación de Delitos de Género y atención a víctimas, Lic. Laura Borbolla Moreno, aseguró como cierta, la versión difundida por los medios de comunicación, de que Yrma Lydya recibió dos disparos de bala y posteriormente un tercero en la cabeza para rematarla, situación que los abogados del inculpado han negado rotundamente, y después la propia fiscalia por medio de se área de comunicación social, advirtieron a Grupo Fórmula, que se trató de un error, y que la víctima no presentaba ningún disparo en cara o cabeza, tal y como también lo ilustró el noticiario de IMAGEN NOTICIAS, en donde se exhibió las fotografías del laboratorio de servicios periciales de la PJCDMX en donde la víctima no presenta disparo alguno en el rostro. También resultó tardía el aseguramiento del inculpado,quien tuvo tiempo de que probablemente intervinieran terceros en la escena del crimen, y que incluso otro se haya llevado el arma con que se asesinó a la artista,para que luego fuera encontrada, aparentemente cerca del domicilio del presunto homicida. Sin embargo resulta una presunción de evidencia clave, que el influyente Jesús Hernández Alcocer no aceptó realizarse la prueba pericial de Harrison consistente en detectar la posible
responsabilidad de una persona en algún hecho criminal la cual por medio de un
procedimiento químico pretende encontrar diversos elementos como los nitritos y
nitratos de Pólvora, Bario y Plomo mediante el Rodizonato de Sodio y Antimonio,
entre otros para saber si disparó el arma. Ante todo esto, se deriva de la investigación expuesta ante el juzgador, que las cosas sucedieron de
la siguiente manera: Jesús Hernández llegó alrededor de las 14:00 horas al
restaurante de la colonia del Valle. En el privado, se reunió con un hombre y
una mujer, quienes se retiraron del lugar antes de las 18:00 horas y
posteriormente llegó Yrma Lydya al lugar. Según los comensales y empleados,
ambos discutieron, sin embargo, no se sabe sobre qué.Minutos antes de que la
cantante fuera asesinada, Benjamín, el escolta de Jesús, ingresó al
restaurante, salió de nuevo y comenzó a platicar con Máximo, el otro escolta
del abogado. Enseguida, Máximo entra al lugar con una mariconera -pequeña
maleta-, en donde se presume que estaba el arma de fuego y vuelve a salir del
restaurante.Tras los disparos, ambos escoltas ingresan corriendo al
establecimiento. La versión de la fiscalía es que Benjamín entra para ayudar a
que Jesús escape y Máximo acude para recuperar la pistola, corre a la salida,
se sube a una camioneta y huye del lugar. Pero Benjamín y Jesús alcanzan a ser
detenidos dentro del restaurante.La camioneta en la que escapó Máximo fue
estacionada en el domicilio del abogado, en la colonia Jardines del Pedregal, y
dentro se encontró la pistola y la FGJCDMX busca al segundo escolta.El arma con
la que se llevó a cabo el crimen está registrada ante la Secretaría de Defensa
Nacional, como propiedad de Jesús Hernández y la fiscalía cuenta con un
dictamen en balística que establece coincidencias entre los casquillos hallados
en el lugar y la pistola hallada dentro de la camioneta abandonada, de acuerdo
con las pruebas que se presentaron en audiencia. Aunque los abogados de
Hernández Alcocer, de 79 años, solicitaron la prisión domiciliaria, como
beneficio para su cliente, por ser mayor de 60 años, el juez se las negó y
decidió que los imputados se quedarían en prisión preventiva oficiosa en el
Reclusorio Norte, a donde fueron trasladados al terminar la audiencia. Said
Hernández, uno de los abogados de Jesús Hernández y Benjamín el otro detenido como supuesto cómplice, aseguró que la
defensa sostendrá la teoría de que su cliente no disparó el arma y que
presentarán elementos para probar su supuesta inocencia.“Seguiremos presentando
datos de prueba contundentes para lograr la inocencia de mi defendido”, declaró
Said Hernández a su salida de la audiencia en el Reclusorio. Por su
parte, el enojo social aumenta y retumban las palabras de la fiscal general de justicia de la Ciudad de
México, Ernestina Godoy, quien expresó de manera rotunda que este tipo de casos no
quedarán impunes, sin importar las relaciones o “supuestas influencias” de los
posibles responsables. Lo que quiere alimentar confianza entre los capitalinos ya que aunque cuando
se resuelva la situación jurídica de Jesús Hernández Alcocer, seguramente las autoridades
ya serán otras, serán fundamentales las actuaciones ministeriales que en esta
administración se han realizado. Ahora por lo que hace a los juzgadores, la
situación que guarda el poder Judicial ha sido claramente descrita por el Presidente
López Obrador al indicar que “hace falta
seguir limpiando, no sólo el Poder Judicial sino el Poder Ejecutivo porque la
corrupción estaba arraigada, el gobierno era sinónimo de corrupción”.