La molestia de no contar con gasolina, es solamente uno de los sacrificios que la población mexicana tendrá que enfrentar ante el combate contra la corrupción y el descuido que anteriores gobernantes y que el mismo pueblo hemos tenido del país. La resistencia empresarial, delincuencial, extranjera y partidista seguirán en marcha ante un nuevo gobierno que dice haber determinado, poner fin a las prácticas y sistemas de gobiernos pasados, que son efectos directos de lo que ahora ocurre con el suministro de la gasolina. Aunque la solución determinante pero radical para recuperar al país, es otra, coincidimos con los que preferimos poca gasolina y no muchas balas. El cambio político y pacífico de gobierno y de régimen, debe también traer sus consecuencias y sus incomodidades y deben hacer madurar a una población, como lo han hecho otros países ante experiencias trágicas, en donde se incluye no solamente un movimiento armado, sino incluso la guerra. La situación que está ocurriendo con el desabasto de la gasolina por luchar contra su robo, de haber ocurrido en anteriores gobiernos, hubiera ya ocasionado males sociales mayores, mismos que ahora quieren provocar aquellos que han perdido el control mediático al igual que sus privilegios de corrupción , y aquellos Lopezobradofóbicos que son producto del dominio de control o de la necesidad de sobresalir socialmente llevando la contraria, pero no como una oposición legítima, ya que es ridículo que pueda darse ésta, a menos de cincuenta días de gobierno-. Hasta este momento, aún con estos inconvenientes; la credibilidad y aceptación para el Presidente de la República está intacta, con números reales que reconocen los mismo ultraneoliberalistas, en donde de 10 mexicanos son ocho los que aprueban o aceptan, las difíciles medidas que se han adoptado en la distribución de la gasolina para combatir el robo del combustible. Apreciación que sería impensable en el sexenio salinista, foxista, calderonista o peñista. Y es que si existen los amlover, también existen los amlohater, como si fuera un encuentro futbolero, pero también existen los ciudadanos racionales que otorgan el beneficio de la duda ante apenas cincuenta días de gobierno, y ante los perversos antecedentes de los "anayas, "calderomargaritos", "meades" y "broncos" que hubieran podido llegar a gobernar. No sabemos si sea más fácil que alcance la gasolina o la paciencia; pero nosotros consideramos que en la presidencia quizá no está el hombre óptimo, pero si el hombre adecuado, cuya honestidad ha sido comprobada con la prueba del ácido y que necesita para sacar adelante al país -como cualquier buen gobierno-, la ayuda del pueblo, mismo que en su conjunto, no ha resultado ni el óptimo ni el adecuado para México.