El respeto a la libre elección de los otros, al final es el respeto a las elecciones propias, pero no se contrapone a este pensamiento, el análisis de un hecho real, por lo que sin imponer un adjetivo calificativo irrespetuoso al elector mexicano que piensa votar a favor de Xóchitl Gálvez para la presidencia de la república de su país, y solamente basándonos en un análisis libre y estudiado, podemos señalar que ese elector que votará por Gálvez, cumple con las características del ciudadano enojado ante el miedo de un cambio social, o a un ciudadano corrupto cuyos intereses y falta de moralidad lo anima a no evitar el perjuicio moral y económico de la nación o un ciudadano direccionado, de corta reflexión y de criterio frágil que al final trata de engañar a su entorno con la creencia que estar del lado de ”los malos” le brinda un estatus que tienen los defraudadores del país, pero que al final no le pertenece, y a nadie logra engañar pero en la intimidad de la casilla, termina votando por otra opción a la que mentirosamente defendía. Solamente en casos de excepción puede operar una verdad absoluta, que se desprende de la imposibilidad de defender lo indefendible, como pueden ser los casos de negar que uno más uno son dos, o no descalificar a quien está en favor del crimen y en contra de la paz, lo que incluso puede poner en duda el estado mental psiquiátrico, psicológico o de comportamiento antisocial de quien puede avalar tales desconsideraciones. En el caso de elegir o no a una persona como Xóchitl Gálvez y la causa retrogradista y corruptiva a la que representa, sí puede rebatir la actitud de sus defensores y sí se puede presumir que la personalidad de sus seguidores, emanan de un comportamiento más allá de las libertades electorales, del respeto a la diversidad filosófica, y de las bondades y necesidades que deben derivarse de la democracia. La descripción de hechos que dan sustento a la reflexión anterior por parte de quien asumen como opción sana a la abanderada de la resistencia de saqueo bajo el sustento del priprdpanismo, son múltiples, tanto en los antecedentes históricos como también en el comportamiento actual de la candidata Bertha Xóchitl Gálvez y de su equipo de campaña, pero basta con mencionar el más reciente desdén, que es el debate realizado en un canal de televisión, en donde la vocera de esta campaña de confrontación que es Kenia López Rabadán, se atrevió a mostrar fotografías de espectaculares truqueados de lo que es la propaganda de su candidata, y lo hizo sin ningún pudor y con el fin de confundir la llamada de atención que les hizo el supuesto intocable INE, en razón de que los verdaderos espectaculares propagandísticos que uso Xóchitl, fueron otros y que fueron realizados de manera fraudulenta con el logo de propio Instituto electoral, para engañar a los electores, de que había sido el INE quien los había puesto en circulación y no el pripanismo, con el aviso “gane quien gane, los programas sociales se quedarán; son tuyos”. El ocultar esta grave falta por López Rabadán, no solamente refleja el grado de falsedad y ética que componen su estrategia y sus objetivos electorales, sino que también denotan la percepción del grado de estupidez que consideran tienen los electores. Es por eso que el debate entre candidatos a la presidencia que deberá realizarse en unas horas, es predecible en cuanto a la postura y exposición de sus participantes, y aunque su objetivo es sorprender al televidente más que al ciudadano que se convierte en televidente, es notorio que el diálogo televisivo impuesto por modelos extranjeros para América Latina, resulta desgastado e inútil ante las circunstancias de elección que ya han quedado descritas, respecto al panorama político que guarda nuestro país y el estado de conciencia de sus votantes, aunque resulta sano la diversidad de conductas y aunque se trate de actitudes nefastas, torpes o injustificables y tan vergonzosas que han traído como consecuencia, el cambio de color y ocultamientos de nombres de sus verdaderos emblemas. Más en www.somoselespectador.blogspot.com