sábado, 15 de octubre de 2022

SANDRA CUEVAS Y SU PAPEL EN PLAZA GARIBALDI

 








































Garibaldi siempre ha sido mucha  plaza para los gobernantes capitalinos que han estado a cargo de la CDMX en las últimas administraciones. Desde la terrible llegada como Jefe de gobierno de Miguel Angel Mancera en donde acabó con El Teatro Blanquita, ordeñó Garibaldi con un supuesto museo que arrolló los tradicionales arcos del patio de los mariachis y redujo los horarios del espectáculo nocturno de la metrópoli, fue que después Ricardo Monreal maestro de la actual alcaldesa de la Cuauhtémoc, prometió judicializar a los responsables del destrozo a Garibaldi y reivindicar a la Plaza en sus fiestas y en el sitio que le corresponde ante su prestigio mundial, y lo único que realmente hizo, fue utilizar las festividades de Garibaldi para sus ambiciones políticas en donde de querer ser Presidente de la República, terminó como Senador y dirigente de la bancada morenista con fuego amigo.  A la mitad del mandato de la Jefe de Gobierno, Claudia Sheinbaum, no se vislumbra que uno de los sitios turísticos más importantes de México y patrimonio cultural de América, pueda cambiar de rumbo, por lo que empresarios, vendedores, locatarios del Mercado de San Camilito, músicos, vecinos y trabajadores del lugar, realizaron una demanda ciudadana para reparar el piso de la capital mundial del Mariachi, que ha causado accidentes a quienes transitan cotidianamente o acuden al lugar. Aunque la Plaza Garibaldi requiere la solución de otras necesidades, presupuesto, inteligencia y creatividad  para su recuperación y progreso, por lo pronto el problema de la superficie de paso, le fue expuesto a la alcaldesa de la Cuauhtémoc, Sandra Cuevas,  quien se presentó  a la Plaza que sufre el daño, para recibir de propia mano, un informe de la petición, acompañada de 1360 firmas y fotografías de los deterioros y evidencias de la peligrosidad que causa tal situación. En el mismo lugar  y ante  nuestra misma cámara en donde Ricardo Monreal Ávila prometió que todo cambiaría en Garibaldi por lo trascendente del lugar típico de nuestro país, sin que haya cumplido; ahora la nueva mandataria de la demarcación, también prometió la reparación y cambio de piso ante la comunidad de Garibaldi, y su empeño por mejorar la plaza, comenzando por el altar de la patrona de los músicos, Santa Cecilia, lo que dijo haría en menos de una semana, hasta la reparación del piso, cuyos trabajos señaló  comenzarán a partir del 10 de enero del año que entra, para no perjudicar a la propia Plaza, ante los compromisos de sus próximas  celebraciones. Aunque personas del lugar nos advirtieron que sí han existido acciones y voluntad de Cuevas Nieves por beneficiar a Garibaldi, la alcaldesa no desaprovechó la oportunidad de golpetear a la Jefe de Gobierno, al señalar que no ha existido disposición de Sheinbaum para mejorar la Plaza, y se envalentonó al señalar que aunque sea sancionada, realizará acciones en favor de Garibaldi, dando a entender que se arriesgará a la invasión de competencias, siendo que  no  hay necesidad de ello, ya que la alcaldesa tiene alcances suficientes para  mejorar el recinto abierto de los mariachis, y en cuanto a sufrir sanciones, nos causó la impresión de que aprovechó la ocasión para justificar las acciones delictuosas en que ha incurrido y que la han llevado a tener que celebrar acuerdos reparatorios en el nuevo marco de la ley procesal penal para no tener que cumplir sanciones mayores. Sin embargo el beneficio de la duda al igual que el perdón para los mentirosos, resulta una facultad que es mejor no negarla, por lo que lo recomendable es confiar en la palabra de la alcaldesa y no esperar una falsedad o una trampa de remodelar solamente en forma parcial,  el piso  que el tiempo ha venido destruyendo en Garibaldi. Por nuestra parte, no podemos negar la simpatía que logra proyectar Sandra Cuevas,  lo que la ha llevado a ocupar su importante cargo  en la Ciudad de México, como tampoco podemos negar,  que la actual alcaldesa, también pertenece a un grupo antiprogresista de políticos que todavía utilizan a la corrupción como una añeja práctica de gobierno.