jueves, 24 de octubre de 2024

¿POR QUE EN MEXICO SE ATACA TANTO A TODOS LOS PRESIDENTES EN TURNO?

 
































Los mayores saqueos presidenciales en la historia de México comenzaron  en la gestión Lópezportillista hasta el grado de que la corrupción trató de inyectarse como parte de la cultura mexicana tal y como lo aseveraba el priísta Peña Nieto quien igualó las hazañas saqueadoras de sus maestros priístas y de Salinas de Gortari. Sin embargo la imagen presidencial  ya estaba deteriorada con las medidas dictatoriales de Díaz Ordaz y Luis Echeverria, a los que s eles calificaba de asesinos, cuando sus sucesores no se destacaron por buscar  estudiantes  desaparecidos  sino por desaparecer estudiantes, así lo hizo Echeverria en una calca de la matanza del 68, López Portillo con Durazo Moreno,  De la Madrid y Salinas  con  asesinatos hasta de sus propios militantes y ya ni se diga las quemazones de Fox, los muertos de Calderón y los desaparecidos de Peña Nieto desde que era gobernador del Estado de México.  El aumento de la deuda, el saqueo del patrimonio nacional y la crisis  ética  de arriba se regaba hacia abajo,  en donde el único desahogo  del pueblo resultaba la burla y la queja pública. Primero con las carpas, luego con los intelectuales orgánicos que hacían una pantomima de  crítica periodista severa  bajo la institución del chayote y hoy en día, la feria  de calcamentes, en donde por medio de las redes sociales, el usuario repite la verdad de otro como si fuera su verdad propia sin derechos de autor de por medio. El quejido y a la vez el insulto  por el titular del ejecutivo se hizo crónica, pero bien ganada por el mandatario  impuesto mediante el dedazo y el fraude.  Sin embargo los aullidos de lobo  y los ladridos de perro eran  iguales, tanto de beneficiados corruptos como de desafortunados del sistema. Y a falta de argumentos de una población políticamente analfabeta y consumidora de la televisión monopólica,  la única herramienta de defensa  resultaba ser el insulto.  De haber ganado la presidencia, personajes inmaculados como Cuauhtémoc Cárdenas, Luis Donaldo Colosio o Manuel Clouthier, también hubieran  tenido el mismo destino de la burla inargumentada. El mismo Vicente Fox bajo el engaño del cambio democrático  y la promesa de sacar al PRI de los pinos, terminó pronto con su luna de miel  con sus votantes y terminó alentando porque aquel PRI que prometía  sacar, ahora  volviera a colocarse la banda tricolor.  Fue hasta el 2018 que el movimiento Lópezobradorista desmanteló al modelo presidencialista  continuado por cincuenta años, y rompió la barrera entre un pueblo que  siempre insultaba a su presidente, para convertirlo en un pastel en donde el 35 por ciento  de su entero, seguía atacando al mandatario pero el otro porcentaje mayoritario , ahora apoyaba a su Presidente, mismo que se dio el lujo de hasta sostener un plebiscito de ratificación de mandato. Transcurrió  con López Obrador el primer año de gobierno, luego el segundo, el tercero, el cuarto y el quinto, y la luna de miel con los gobernados no terminaba y fue en su último año de gobierno en que su aceptación incluso aumentó,  siendo todo su sexenio, uno de los tres mandatarios más aceptados en todo el mundo. Por su parte retrogradismo se quedó en  el insulto   ante la ignorancia de exposición de razones cuyos conceptos  tenían como ficha bibliográfica, la manipulación y el  efecto espejo. No faltó una proporción prudente de la población que  terminó aceptando que López Obrador  sí tapó  bocas, que su proyecto de nación no  resultaba tan malo como lo señalaban aunque tampoco perfecto como  imprudentes llegaban a presumir, y que  los medios  de conductismo habían sembrado miedo a lo desconocido  e inquietudes,  pero que   todo lo que se decía no resultó cierto. Sin devaluación, sin aumento de deuda con todo y pandemia, con reconstrucciones y  programas sociales récord, el presidente no resulta objeto de un análisis de gobierno serio pero tampoco se le excluye de la tradición ignorante y manipuladora del insulto suscrito  por la estupidez, aunque tal situación sea minoritaria y nada comparable con los anteriores presidentes. La manipulación de medio siglo por insultar al presidente bajo  la queja acompañada de la frase "exijamos" bajo  la nulidad de acción, no excluirá tampoco a Claudia Sheinbaum como la primer Presidente de México, y el hecho de ser mujer, contendrá el insulto feroz  que se le puede hacer a un hombre, pero conforme transcurra su sexenio, la vulgaridad de los remitentes  no podrá ser contenida, porque ésta, no respeta hijos,  ancianos, pobres,  etnias o impedimentos físicos, los insultos resultan tan deplorables como  la presencia  del propio lanzador de los mismos. Un Presidente corrupto nunca podrá ser respetable como tampoco lo es, aquel que sin argumentos solamente suelta quejidos a falta de procesamiento de ideas y de conocimientos. El ataque  del pueblo a sus gobernantes es una conducta que  es tan remota como el surgimiento del cargo,  los mismos pasajes bíblicos acusan de haber crucificado a quien motivó los pasajes del mismo encuadernado, pero el insulto uniformado, repetitivo, nace en México del propio gobernante para el desahogo  del gobernado y a la vez, su castración de autocrítica y de  poder darse cuenta  que que se ha llenado de lodo por querer enlodar a su punto de agresión. El ataque a la figura presidencial es casi una tradición sexenal que parte   de la furia desatada ante un mal proceder sin recursos efectivos para detenerlo, y en el caso del último sexenio que  pocos han seguido  con lo acostumbrado, se ha explicado tanto por expertos en psicología  como  en  sociología que los antilópezobradoristas realizan  una agresión desplazada que se deriva de una conducta provocadora más que  como reacción fundamentada.