domingo, 15 de septiembre de 2024

CON EL GRITO EN EL CIELO

 









































No hay más violencia que la que ejercen los pripanistas al abusar de aquellos ingenuos o  manipulables  ante la cultura  de  las apariencias sociales, y que se forman en la marea rosa, apoyando el antilópezobradorismo y terminan siempre ridiculizados, siendo defensores de lo indefendible y al final engañados y derrotados una, otra y otra vez. No hay más violencia que  la distorsión de los hechos  y la acción mediática que dibuja un México supuestamente secuestrado por la violencia como resultado de la delincuencia cuando de ninguna manera es la violencia común y ni siquiera el narcotráfico lo que tiene a México rodeado de crímenes, no mayores a los que nos relataba la revista sensacionalista “Alarma” de los años ochentas. No se puede explicar la violencia que en cierta medida invade al país, sino se comprende  que existe un plan terrorista mediático formal y otro real, que incluso ha sido advertido por el gobierno de Estados Unidos  que se mantiene atento a la ejecución de seguridad fuera de su territorio, en cuanto se reconozca la existencia de este terrorismo por parte  del gobierno mexicano y así efectuar sus acciones policiacas intervencionistas. La tipificación del delito de feminicidio contrario al espíritu y observancia de la carta magna de nuestro país, fundamentada en  su artículos 1 y 4  y  siendo parte de una exportación legal nacida en sudamerica en donde no se contempla el  delito de masculinocidio siendo más hombres que mujeres quienes mueren al menos en nuestro país, y el despliegue  de un gobierno  calderonista  bajo el pacto delincuencial y con operaciones de montajes de secuestros y otros actos criminales, dieron comienzo al terrorismo  bajo un esquema bélico permanente pero también al terrorismo mediático de la nota roja y de supuestas capturas a criminales que eran televisadas en vivo. La pacificación del país no lograda en  el sexenio lópezobradorista  en donde el propio Presidente de la nación ha aseverado que “sin pacificación no hay transformación” y en donde ha tratado de sensibilizar  a la población con frases   que pueden ser tan profundas como frívolas  basadas en el “abrazos no balazos”, es que  han servido para contragolpear al ataque mediático que mediante la televisión ha dado paso a la nota roja antes que a la informativa. La cancelación del grito de la Independencia en Culiacán  en donde se iba a  presentar  la cantante Angela Aguilar, resulta un a acción del gobierno estatal y municipal,  de pánico  bajo el recuerdo de aquel grito  en Michoacán  en donde estalló una granada que detonó la supuesta  batalla contra el narcotráfico de Felipe Calderón y de  su secretario de seguridad pública, hoy  esperando sentencia criminal en Estados Unidos. Y es que la suspensión de la fiesta patria en aquel municipio  del norte, se debió supuestamente a la ola de violencia  que se incrementó en  esta última semana por las confrontaciones de grupos delincuenciales y que han arrojado la escandalosa cifra de nueve muertos en las últimas veinticuatro horas, en una zona poblada con más de un millón de habitantes de los más de tres millones que conforman todo el Estado de Sinaloa, -y  que sin tratar de minimizar el dolor y lo que provoca la muerte de un ser humano-, ese considerable incremento de 7 asesinatos en un día  es mucho menor al que tan sólo se presenta en el Barrio de Tepito de la Ciudad de México o a las cifras que presenta Guanajuato o la propia CDMX que ha llegado hasta a un centenar de victimas en un día sin que se haya suspendido ningún espectáculo vespertino o nocturno ni partido de fútbol. Para la periodista y cantante  María Elena Leal Beltrán, hija de la simbólica cantante de música mexicana,   Lola Beltrán, apodada como  "Lola la Grande”, aseguró  en una entrevista exclusiva para el blog estelar  somoselespectador, que  la televisión ha abusado de la nota roja  y que tal proyección de notas sensacionalistas no dejan “nada bueno” al televidente, aunque no quiso etiquetar tal línea editorial como parte de un terrorismo mediático, aunque  el vídeo  de un asalto en transporte público  se transmita por más de  veinte veces y cada hora en un solo día, y que se reproduce en imagen y sonido, desde el canal más modesto  de televisión hasta una empresa  de tan amplia cobertura como Televisa, y que nos recuerdan aquella revista  de los años setentas, que era compañera del lector  al momento de defecar, cuyos fondos amarillos y de nombre “Alarma” tenía un tiraje   de  2 a 2,5 millones de ejemplares semanales, al grado de que llegó a tener  distribución  en países como Estados Unidos, Francia, Holanda, Bélgica y Japón, en aquellos tiempo, cuando nuestro país era supuestamente cien por ciento pacífico, se podía jugar en sus calles   y que  supuestamente, todavía no vivía  la llegada  al  gobierno a demoledores de la tranquilidad pública  con cargos de jefes de la policía, procuradores o jefes de Gobierno  como el caso de Arturo  Durazo Moreno impulsor d ela carrera musical de Luis Miguel, Silvano Aureoles Conejo en Michoacán  o  Miguel Ángel Mancera quien fue senador priprdpanista en la pasada legislatura, así como   otros pseudofuncionarios públicos como Ramón Aguirre y el equipo de Miguel de la Madrid que logró censurar la revista Alarma en 1986  y que  luego también lo hizo Salinas de Gortari hasta  su reaparición editorial en 1991 y luego su definitiva desaparición  de su realización original de la revista  en el 2014.  Ahora  la tinta periodística goza de totales libertades en el sexenio del Presidente Andrés Manuel López Obrador, en donde no ha utilizado las manijas  censuradoras, permitiendo hasta el exceso de los medios que en pleno libertinaje, mantengan una narrativa de un país  lleno de  relatos delincuenciales  sobredimensionados que intentaron durante estos últimos seis años, formar un dibujo más violento sobre  un país  que han calificado hasta de dictatorial y bajo el  estado de sitio por la invasión criminal, y  en un constante comparativo insolente,  entre México y una nación digna como lo es Venezuela. 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