ALGUIEN TIENE
QUE DECIRLO.-¿Por qué ahora el crimen organizado en México es más violento, por
qué ese matar por matar?. Debemos considerar que las épocas del habilidoso
carterista como robo común ya no son
más que lejanas, aunque nunca han dejado de practicarse, pero que es un tipo de
delincuencia diferente a lo que es el
crimen organizado, que en nuestro país se concentró en la distribución y comercialización
de las drogas, en donde los más
poderosos narcotraficantes dañaban con su proceder a la población pero a la vez
mostraban otra actitud doblemoralista, que consistía en proteger a sus vecinos
y habitantes de su zona en dominio. Pero ahora las cosas han cambiado, ¿pero cual es la
razón?, esa pregunta que en otros sexenios nos resultaba difícil de contestar
parece cada vez más, tener una respuesta, ante las declaraciones de Donald Trump
que cuando fue Presidente de EUA, propuso que el narcotráfico fuera considerado
terrorismo, y que dicha pregunta también se esclarece con la manifestación de la
bancada pripanista en la voz de Marko Cortés, que se identifica
como el líder nacional del PAN, y quien aprovechando una discusión del senado
de la república que se desarrollaba en la madrugada, cuando la mayoría de los mexicanos
dormían y muy pocos noctámbulos tenían interés de sintonizar el canal del
congreso que transmitía en vivo, fue que Cortés propuso que todos los actos provenientes
del crimen organizado fueran tipificados como terrorismo y así permitir la ayuda extranjera para su combate. Y es que la descabellada,
ineficaz y dolosa estrategia contra el
crimen organizado que inició en su sexenio Felipe Calderón, al igual como ocurre con el sistema educativo, no es una simple
torpeza de una política de Estado, sino que
lleva una intencionalidad profunda, y en el caso del crimen organizado fue totalmente
intencional que Calderón, “diera un palazo a al avispero sin tener un estudio
o diagnóstico sobre la situación”, como se ha sentenciado desde el oficialismo
en la voz del Presidente López Obrador. Aquella llamada guerra contra el
narcotráfico que surgió un 15 de septiembre del 2008 en Morelia, la capital
de Michoacán, y que asumió Felipe Calderón con un traje destallado de militar, después de que se lanzó
una granada a la población en pleno
grito de independencia del gobernador Leonel Godoy en el Estado natal del
entonces Presidente es decir Calderón, esa llamada de guerra del gobierno
calderonista no solamente buscaba una vestidura de héroe matón para legítimizar su llegada a la presidencia
mediante el fraude electoral, sino también poder realizar actos criminales con licencia, para la conformación de un narcogobierno y
conseguir el monopolio del dominio criminal, pero también se pretendía adoptar
un campo de cultivo para que con el incremento del terrorismo se diera paso a el intervencionismo
imperialista, y que hasta pudiera
efectuarse sin una invasión violenta sino como consecuencia de la
invasión ideológica fortalecida tiempo atrás y la propia petición que pudiera
hacerse del gobierno mexicano, como ahora lo sugiere la resistencia
retrogradista disfrazada de oposición política. Lo que ha venido ocurriendo de manera creciente
con la delincuencia desde el sexenio
calderonista, en donde apareció la acción de matar por matar, la descuartización,
las desapariciones, la reclusión forzosa o manipulada para la formación de
subejércitos y grupos estructurados de entrenamiento y realización del crimen bajo la constante desaparición de ciudadanos,
sin duda debe ser considerado como terrorismo real, mismo que es
explícitamente difundido como
también se difunde hasta un simple asalto, para también conjuntar un terrorismo formal,
y así la existencia del terrorismo en México que en un principio fue aceptada de
manera insinuante por el presidente López Obrador, y que tiene la necesidad de ser negado, no como
un ocultamiento político sino como una estrategia de seguridad nacional, ya que reconocer que
los índices de homicidios y de otros ilícitos son producto del terrorismo traería como
consecuencia la invasión disfrazada de intervención policiaca internacional
para la pacificación y protección del mundo por parte de guardianes imperialista
que utiliza tales pretextos para la invasión territorial como última fase de la
económica, la ideológica, y la cultural. La operatividad que demuestra el narcogobierno de Felipe Calderón
y el consentimiento del gobierno peñista, se exhibe con la condena de García Luna
como escenógrafo del crimen
escandalizado y televisado, al haber sido el
hombre clave en la seguridad pública y en la seguridad nacional de nuestro
país, y sin embargo, como arma de doble filo, también puede ser el hilo inicial para un plan extranjero de seguridad urgente e interventora. Resulta real que López Obrador impidió el crecimiento de raíces que aparentemente estar sanas en realidad estaban enfermas por lo que optó por liberar al ex
secretario de la defensa, Salvador Cienfuegos, independientemente de la
revuelta militar que pudo haberse dado y que también pueden ser la respuesta de que en la investigación de la desaparición de los estudiantes de Ayotzinapa, s ehaya terminado por no involucrar al ejército en dicha situación, y que también tiene mucho en relación con las reformas para las fuerzas armadas y la Guardia Nacional, que no a muchos nos gustan. Y es que si los vendepatrias estaban
decididos a ensangrentar al país para propiciar una intervención extranjera
siendo amos y señores del gobierno mexicano cuando llegaron por medio del PRI y el PAN, mucho más ahora que al ya no tener ganancias políticas y
económicas, quieran la invasión de otros
países como se permitió la inversión de los monopolios extranjeros y los
traficantes de influencias disfrazados de empresarios en la política nacional. Es por ello, que el
panista Marko Cortés, con la capacidad de negociar cargos, senadurías, gubernaturas, diputaciones,
notarías y otras cosas peores, no tuvo empacho en proponer, ampliar la tipificación de la figura
delictuosa del terrorismo, situación que no fue difundida por los medios
de comunicación, si no es, porque fue abordada en una de las últimas
conferencias de prensa del Presidente
Andrés Manuel López Obrador. Drako como Presidente panista y parte de una pandilla empresarial formada por Claudio X González, dijo: “no es necesario militarizar ( a los cuerpos de seguridad), si no tipificar los delitos del
crimen organizado como “narcoterrorismo”, pues esto permitirá una auténtica
cooperación internacional para combatir a los grupos delictivos. Es evidente
que se trata de narcoterrorismo cuando lo que infunde el crimen en las
poblaciones es terror, violencia, violación a los derechos humanos, secuestros,
desapariciones forzadas. Es evidente que se trata de narcoterrorismo cuando
incendian autos y casas, bloquean con autobuses calles para evitar el libre
tránsito y en una ciudad se cancelan las clases y hay toque de queda porque hay
balaceras”. A lo que el Presidente de
México también dijo: "¿de parte de quién, de dónde vino este
planteamiento?. Es una intención del extranjero, de poder tener injerencia en
los asuntos de México. Y yo me pregunto si la intervención del dirigente del
PAN, que vamos a ver, salió de él o de parte de quién, de dónde vino este
planteamiento. Esto me lo planteó el presidente Trump y le dije que no, porque
los asuntos de México los tenemos que resolver nosotros. Si esto pasa pueden
entrar no solo por delincuentes organizados, sino por cualquier persona, por
dirigentes opositores al gobierno, por cualquier persona", -y continuó
señalando:- “Lo que está planteando es que los actos ilegales-criminales se
consideren como terrorismo y que pueda intervenir el FBI, la DEA,
cualquier institución de Estados Unidos, de Rusia o de China, pero eso es lo
que planteó. Entonces, cuando vi esta imagen, esta intervención, me pregunté le
salió este asunto a él o de parte de quien, porque esto es lo que han venido
proponiendo en el Congreso de Estados Unidos”, finalizó explicando y
declaró que será importante la postura
que adopte la nueva Presidente de
México, Claudia Sheinbaum Pardo, al respecto. Más en www.somoselespectador.blogspot.com