Ahora cualquiera quiere ser político, periodista y otros oficios que demandan profesionalismo y honestidad como si cualquiera lo pudiera ejecutar, cuando dicha vocación no es solamente producto de la preparación y mucho menos del diploma fácil. Mientras que los comunicadores de los medios convencionales critican a los inexpertos youtuber, son ellos mismos los que cometen faltas graves de ética, desde asistir borrachos a una cabina de radio, hasta mecerse sin empacho en la corrupción. Y por otro lado, los comunicadores que aparecen en medios alternativos, sin estudios que los fortalezcan como profesionales de la comunicación, como consecuencia de sus carencias, parecen seguir la misma ruta de los comunicadores podridos por el sistema monopólico direccionista, que los maniataba pero a la vez los mantenía en sus cómodas conveniencias. Aquel que solapa a un ladrón tiene el mismo grado del hurtador, en el derecho a dicha acción se le llama complicidad, por lo que quienes se dicen comunicadores y callan lo que actualmente se vive en los medios de comunicación y se ocupan, únicamente de la frivolidad social que se desprende de los mismos, deberán reconocer su miserable ejercicio. Aquellos que criticaban a los youtuber y que ahora también utilizan este instrumento hasta para dar recetas de cocina, siguen aprovechándose de un sector de espectadores que aún no tienen acceso al internet y cuya única opción informativa es la televisión y el radio, cual vivienda cuya luz era una vela por falta de energía eléctrica. La aparición de Yuriria Sierra sin ni siquiera poder pronunciar el nombre del Presidente López Obrador al llegar a su noticiario, cayéndose de borracha ante el silencio absoluto y solapador de los programas denigrantes de chismes ante un acto que supera lo privado, y en cambio utilizar los medios concesionados y de origen público, para ventilar asuntos con conflictos de interés, como el caso de las demandas de Gustavo Adolfo Infante en contra de Alfredo Adame y de Gabriela Spanic, y las intervenciones ignorantísmas del striper Charly López para rendir un punto de vista sobre la detención de la influencer Yosstop, sin conocer ni el fondo del asunto -que marcó una determinación judicial abusiva e incorrecta-, ni saber por lo menos en que reclusorio se encontraba vinculada, y lo peor, contar con la avenencia de un canal de televisión, para atacar a su exesposa y acusarla de infiel en red nacional como en su momento lo hizo de manera cobarde, el actor Héctor Soberón en contra de Michelle Vieth, conductas en medios de comunicación que delatan la doblemoral de quienes se dicen comunicadores pero que se amparan en el silencio y también de las agrupaciones de comunicadores que no hacen un exhorto a la eliminación de conductas inapropiadas para la comunicación y que porel contrario las premian, con lo que delatan su inoperancia y su prioridad por el lucro antes que la genuina preocupación por la optimidad y dignidad de quienes hacen uso de los medios de comunicación.