Así como no se nos debe olvidar que el ejército mexicano es pueblo uniformado, tampoco se nos llega a olvidar que en los momentos cruciales de la historia de nuestro país, también se ha convertido en asesinos uniformados, por ello resulta un tema sensible, el auxilio de militares en funciones de civiles en seguridad pública. Si bien es cierto que el ejército mexicano tiene un origen revolucionario y que se ha convertido en una honorable y heroica fuerza de salvamiento más que de defensa de soberanía o de contra ataque bélico, también es cierto que sus elementos no han interpuesto lo que representa la crianza de obediencia por la exclusión de responsabilidad al no cumplir una orden en el mal mando de un superior jerárquico, de ahí sus complicidades y sus crímenes de Estado, que se han asentado más en los sexenios presidenciales de Díaz Ordaz, de Luis Echeverria, de Felipe Calderón y de Enrique Peña Nieto y no con tanto pronunciamiento en el sexenio de López Portillo en virtud de que el entonces máximo comandante de las fuerzas armadas, concentró sus acciones delincuenciales en la fuerza policíaca más que en la militar, de lo cual todavía se enorgullecen muchos mafiosos sobrevivientes de aquellas terribles y negras épocas. El terrorismo comounplan a corto y largo plazo que seguramente fue pactado por Felipe Calderón con otros países intervencionistas y con mafias criminales internacionales, y que continúo vigente en el gobierno peñista y que es el sufrimiento de la inseguridad de nuestros días, probablemente se agrave en este sexenio y no tenga una solución inmediata, ya que la reproducción criminal no solamente se basa en el aumento de número de delincuentes y de sus armamentos, sino también en la trasmisión de una subcultura del crimen, que consiste desde campamentos de adiestradores hasta la simple normalización de imágenes violentas producidas por criminales, que siendo reales o ficticias, anidan en los contenidos diarios de los medios de comunicación. Por ello es importante, la participación del ejército en funciones de seguridad pública y en autosaneamiento de la incorporación militar. El avance que se ha tenido en el sexenio lópezobradorista al respecto, se refleja en la creación de la Guardia Nacional y en las reformas constitucionales y de leyes complementarias, que regularizan las acciones militares para el control y defensa de ataques criminales, ya que antes de las reformas del 11 de mayo del 2019, teníamos a un ejercito realizando actividades ilegales en persecución de acciones ilegales, es decir no se tenía calidad moral para el desempeño de las actividades, por honorables que fueran. Sin embargo, la creación de la Guardia nacional y la extensión del plazo del auxilio militar a la misma, no es suficiente si en su observancia no se estipula una fecha definitiva de esta intervención militar sin procedencia de prologa y la creación de una auténtica academia policíaca federal contra el crimen organizado o en su defecto, la intervención permanente de las fuerzas armadas, a las cuales se les eliminen sus funcionen militares y fueros, y se conviertan en un ejército de salvación y de vigilancia, es decir, la desaparición del ejército como ocurre en otros países centroamericanos,en donde destaca Costa Rica, y así evitar las fobias que se han generado a lo largo de la historia por la consistencia abusiva del mando militar más que por el resto de las tropas. Lo expuesto anteriormente, tampoco resulta una propuesta fácil de decidir, por lo que para llegar a una conclusión definitiva, es importante el experimento vivencial que solamente nos lo permitiría la prolongación de la intervención militar en apoyo a mandos civiles. Lo que actualmente vive el ejército mexicano ya no es aquella fiel obediencia a un presidencialismo dictatorial en funciones que desató la matanza estudiantil del 2 de octubre en Tlatelolco en el 68 , sino una emergencia de seguridad pública, ante una política neoliberal, destructiva y sobajante de los componentes del Estado, que np es cosa del pasado sino del pretérito con acciones de resistencia retrogadista y con efectos mortales en el presente .