ALGUIEN TIENE QUE DECIRLO.-El voto es un elemento democrático que puede resultar una herramienta primitiva o en otros casos, también la más potente determinación para explotar a un abuso colectivo, y aunque el voto debe ser el último paso resultante de un esfuerzo democrático, en países sujetos a manipulaciones, direccionismos y fuerzas contrarias a la estructura libre del Estado, suele resultar el primer paso en vez de ser el último de la causa emprendida. El próximo domingo uno de junio, México vivirá otra elección de enorme peso e importancia histórica, como han sido las últimas votaciones influenciadas por el lópezobradorismo, que han venido describiéndose desde magnos fraudes electorales, hasta récords de participaciones en las urnas, y la llegada de la primer mujer Presidente en América del Norte. Ahora las elecciones judiciales, inéditas en México y en el mundo, es la resultante de otro plan lópezobradorista que luego fue llamado llamado Plan C ante la falta de consenso entre los tres poderes, y para lo cual primero tuvo que llegar a la Presidencia de la República, después conservarla respecto a su proyecto de nación y tercero obtener la mayoría calificada en el legislativo para realizar la modificación constitucional en consecuencia, pese a la reacción retrogradista y a la propia mafia judicializada. Las próximas elecciones al poder judicial tiene tres vertientes estrategitas que consisten: en planificar de mejor manera las elecciones basadas en una democracia directa en vez de la simple democracia representativa, la votación sin partidos políticos de por medio ni grandes estrategias propagandísticas, y brindar un nuevo poder judicial con órganos disciplinarios y sin círculos de poder establecidos entre si y para servicios de otros por encima de la justicia de Estado y su objetivo de protección y seguridad entre particulares y entre particulares y autoridades. Un nuevo poder judicial garantizará por el momento, la no intervención extranjera disfrazada de juez para eliminar legislaciones de protección social y fomentar aquellas de intereses extranjeros y empresariales sin importar sus características inconstitucionales. La mejora en la impartición de justicia, la calidad de procedimientos judiciales y la profesionalización con ética de los juzgadores no podrá obtenerse a corto plazo y sin la derogación de leyes actuales y el nacimiento de otras que den forma a un auténtico derecho mexicano apegado a las necesidades colectivas, a las exigencias de nuestros tiempos y a la idiosincrasia de nuestro pueblo y no como ha sido a lo largo de la historia, en que nuestras leyes son copias de las películas de Hollywood pero con besos franceses y gladiadores romanos. Aunque la lucha de la democratización, el buen proceder de gobierno y las formas autocompositivas del Estado, no son elementos que se obtengan con la simple acción del voto o la estructura en el nombramiento y ejercicio de los juzgadores, sí son estas nuevas maneras de nuestra política y de nuestras leyes, por lo que sí es importante votar como una actitud emergente necesaria con vistas a cambios a cortos y largos plazos, que son necesarios en una vida pública podrida que guarda actualmente el país y que debe comenzar a desvanecerse ante la responsabilidad ciudadana.. Más en www.somoselespectador.blogspot.com