Más que un logro deportivo, la búsqueda del campeonato para el Cruz Azul se estaba convirtiendo en un reto de honor y de cerrar un maleficio. Veintitrés años después, el cuadro cementero ha vuelto a ser campeón en una final llena de tensión, de incertidumbre y del fantasma que todo lo niega cuando más se desea. Con una pequeña bronca, con un marcador empatado durante el transcurso del juego de vuelta con los azules como visitantes, fue hasta el minuto 51 con gol de Jonathan Rodríguez que la sed de campeonatos fue saciada para Cruz azul y su afición que no lo veía ganar de local y en el Azteca desde la temporada 79-80, por lo que muchos aficionados que hoy estaban sentados en una butaca en plena pandemia, veían por primera vez coronara su equipo con un empate en su casa pero gracias a un marcador global de 2-1.